Calidad y cantidad

Viernes, 18 Noviembre 2022 21:06

En este mundo tan globalizado y tan materialista en el que vivimos, a menudo, en cualquier empresa, lo que cuentan son las ventas. De hecho, toda empresa que se precie en el mercado, tiene un departamento comercial que se ocupa de promover, dar a conocer y publicitar sus productos, para que las ventas sean cada vez mayores. Sin embargo, la calidad de nuestros productos, a veces, no es la óptima, ni la mejor, y nos entran por los ojos, más por lo que vemos en ellos, por lo adornados que están o por la publicidad que hay detrás, que por lo que son; no por el beneficio real que nos van a reportar, sino por lo que esperamos de ellos, eso que a través de la publicidad y el marketing nos han ofrecido como si fuera lo más necesario o lo que más conviene a nuestros intereses.

Hace aproximadamente un año vi en un programa de la televisión un reportaje sobre la política económica de diferentes empresas del sector bancario, y me pareció interesante el que se había hecho a una pequeña entidad valenciana. Sus ejecutivos, y el consejo de administración, no se iban quince días al Caribe o a Japón para tener una reunión anual en la que evaluaran los beneficios y decidieran cuáles iban a ser en la próxima campaña las iniciativas comerciales a seguir, como hacían otras empresas del sector. El consejo de administración de esta pequeña empresa se iba a comer una paella a la playa y por la tarde volvían a su puesto de trabajo. Pero lo más importante era que entre el último de los trabajadores y el presidente de la entidad había una diferencia económica de menos de tres puntos. Es decir, el empleado que menos cobraba tenía un sueldo de unos 1.800 € al mes y el presidente apenas superaba los 5.000. El 80% de los beneficios, además, iban a parar a los propios clientes, y eso hacía que en la zona, una inmensa mayoría tuviera sus cuentas o sus depósitos bancarios en esa entidad, que había rehusado unirse a otras grandes empresas del sector para mantener su independencia y sus criterios de actuación. Creo que esa debería ser la política empresarial modelo, al menos a mi entender, y no crecer por crecer, al precio que fuera, sino crecer manteniendo un estatus y una idiosincrasia sociales, que beneficiaran a una mayoría, tanto de empleados como de clientes.

A título de ejemplo personal, diré que cuando envié a la editorial mi ultima novela, BEATRICE, pasaron algunos meses sin que nadie me contestara, a pesar de haberla enviado, tanto a la sub directora y editora del departamento de recepción de manuscritos, como al director de la editorial, y eso que ya había publicado con ellos tres novelas más, alguna, como en el caso de El códice de María Magdalena, con cierto éxito comercial. Cuando llamé por teléfono al director para preguntarle qué me decía de mi novela y el motivo por el que nadie me hubiese contestado, con toda la amabilidad del mundo (todos en le editorial son igual de amables, por lo que no puedo, en absoluto, quejarme) me dijo: «Es que tú escribes muy bien, pero con tu última novela perdimos dinero, seguramente no se publicitó adecuadamente, además de estar por medio el tema de la COVID, y tú sabes perfectamente por tu formación que para cualquier empresa lo importante son los beneficios».

Tenía razón, siempre he pensado que las empresas se crean para obtener beneficios, pero también he pensado que siempre no se pueden tener ganancias, ni tampoco las ganancias que se han proyectado, porque una cosa es que no se cumplan los objetivos comerciales marcados y otra muy diferente es que se pierda dinero; pero creo que también hay que guardar un equilibrio entre la calidad y el rendimiento que eso te va a reportar, como siempre he pensado que los empresarios arriesgan para ganar dinero, pero que eso no es motivo para que entre el empresario y el último de sus empleados haya una diferencia económica que a veces se puede multiplicar por cien.

Afortunadamente, en mi caso, conseguí convencer al editor (que siempre valora más la calidad que las ventas, todo hay que decirlo), y BEATRICE ya está en el mercado desde hace algunos meses. Espero que cuente con el beneplácito de todos los que la lean, y que este artículo no sea algo meramente publicitario, sino que marque unas pautas empresariales que, a mi modesto entender, se deberían de implantar, en esta sociedad globalizada y capitalista, para que el mundo funcione de una forma más equitativa. Y no es que yo pretenda que sean mis ideas las que imperen, no, simplemente es que hay cosas que son de sentido común.


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Modificado por última vez en Viernes, 18 Noviembre 2022 13:19
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