Pronto empezará la nueva temporada. El equipo se prepara jugando partidos amistosos contra otros buenos equipos nacionales, recientemente, contra el Huesca (División de Honor) demostrando estar al máximo nivel y en condiciones de aspirar de nuevo al ascenso a la máxima categoría

El Puerto Sagunto disfruta de una gran historia de más de setenta años en la cumbre del balonmano español, es el equipo de referencia de Sagunto, el más destacado, con diferencia, como representativo del deporte saguntino y uno de los más sólidos pilares del deporte local. Pero es más que eso: es un club en el que hay implicadas más de un centenar de personas que voluntariamente llevan adelante un montón de equipos de todas las edades y categorías, personas que posibilitan que centenares de chic@s de este pueblo puedan ilusionarse y practicar este sano deporte, alejándolos de otras atracciones juveniles no tan sanas ni educativas. En ese sentido la labor que realiza, tanto en cantidad como en calidad, es impagable.

El Club tiene un gran problema: DINERO. Es increíble que ninguna de las grandes empresas instaladas en este pueblo, multinacionales todas, no se impliquen en patrocinar a un solo equipo deportivo de la ciudad que alberga a sus propios trabajadores y al pueblo al que contaminan.

La excepción: Fertiberia. Al menos esta empresa “se estira” y subvenciona en parte los gastos de este club, pero al no garantizar ese patrocinio a largo plazo condiciona la necesidad de conocer de qué recursos se podrá disponer y cuando se recibirán. Sin ese requisito no se pueden planificar las temporadas, fichar jugadores ni mantener siquiera un humilde staff de profesionales. Es fácil deducir la zozobra permanente que deben padecer los directivos por esta causa.

Resulta triste, patético diría yo, constatar como un equipo histórico del balonmano español, con una estructura organizativa sólida y con una cantera envidiable, haya de estar sumido permanentemente en la agonía de no saber si tiene futuro. Y, aún más triste, que esto ocurra en un pueblo en el que para cualquiera de sus grandes empresas esta ayuda sería bastante menos que lo equivalente al famoso chocolate del loro. Yo, como ciudadano, me siento muy molesto y ofendido por lo que considero una tremenda falta de respeto.

Por ello, debemos apoyar la campaña que se está realizando para llegar a los 1500 socios. Esto no solucionaría los problemas económicos, pero los haría más llevaderos. No hace falta, yo al menos así lo vivo, comprobar si me sale o no rentable para las veces que pueda asistir a los partidos, o, si hay otros deportes que me gustan más; se trata sencillamente de generosidad, de que un club que ha dado y sigue dando tanto a nuestra juventud, y a este pueblo, no desaparezca.