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José Manuel Pedrós García

El aborto

Viernes, 08 Julio 2022 21:07

Kentucky, Luisiana y Dakota del Sur prohibieron la interrupción del embarazo el pasado día 24 de junio, nada más conocerse la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de anular la protección del derecho al aborto vigente desde 1973, mientras que otros 23 estados podrían hacer lo mismo en breve. Es decir, en vez de avanzar en derechos, EE UU, el país que alardea de ser el más democrático del mundo, y el que pretende exportar su democracia a los demás países, reduce los derechos individuales en beneficio de no se sabe qué, porque, en realidad, las perjudicadas, como ocurre en la mayoría de las ocasiones, son siempre las mujeres.

Un miembro de una plataforma de Pro Vida ha insertado en Facebook la fotografía de un bebé recién nacido, al que le cae una lágrima por la comisura de uno de sus ojos, con un titular que dice así: «Es fácil apoyar el aborto cuando no eres tú al que van a matar».

Eso es una gran mentira. No, no es fácil apoyar el aborto generalizado, y menos abortar, y menos aún ponerse en la piel de esa joven que decide abortar y ha pasado unos días o unas semanas con la terrible indecisión, pensando, sin poder dormir y con una incertidumbre total y un drama interno, qué es lo más adecuado, algo que sólo ella conoce, y nadie debería atravesar. Porque abortar siempre se ha hecho, aunque fuera de una forma clandestina y siempre en malas condiciones higiénicas para la mujer, y que en el siglo XXI sea legal es lo más natural y razonable para los tiempos que corren.

Abortar es un drama terrible. En primer lugar para el feto, nadie lo duda, en segundo lugar para la futura madre, que ha tenido que tomar esa decisión tan drástica, y sólo ella sabe el motivo, o los motivos, por lo que nadie debe juzgar su comportamiento, y en tercer lugar para los familiares directos de la chica, que pueden ver o calibrar el sufrimiento de esa «no madre»; pero mucho más grave que el aborto es dejar morir en la playa a niños que llegan a nuestras costas buscando una vida mejor y que no han sido rescatados en alta mar por cuestiones políticas o por leyes inadecuadas y represoras; y tan grave es quitar a los niños recién nacidos de los brazos de sus madres, decirles que han nacido muertos y darlos en adopción a señoras supuestamente cristianas y de buena posición económica; y tan grave es criminalizar a los jóvenes subsaharianos que escalan muros con concertinas, porque quieren dejar atrás sus países en guerras triviales, o abandonar la pobreza que les asola, para poder llegar a un país que suponen que es civilizado y los va a acoger con cariño, aunque después, cuando están aquí, se den cuenta de su error; y podría seguir hablando de más cosas, de más temas que son tan malos o peor que el hecho de abortar al mes de embarazo o al mes y medio, pero no quiero hurgar en ninguna herida ni entablar ninguna polémica; porque yo no estoy a favor del aborto por el aborto, pero Dios me libre de pensar que han obrado mal esas adolescentes o esas jóvenes que deciden abortar, porque eso es algo que en último término sólo lo debe decidir quien se encuentra en esa situación.

No, no estoy a favor del aborto sin más. Creo que nadie lo está. Estoy a favor del aborto en determinadas circunstancias; pero es muy hipócrita estar en contra de él, no querer que se modifique la ley bajo ningún concepto, como pasaba en los albores de nuestra democracia, y después ir a Londres a abortar. El aborto es un derecho, como tantos otros que se han conseguido en nuestro país en los últimos años, pero no obliga a nadie a practicarlo, como ocurre con la eutanasia o con el matrimonio entre personas del mismo sexo, y eso, muchas personas, o no lo saben, o no lo quieren saber.


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Modificado por última vez en Viernes, 08 Julio 2022 13:17

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