Este pasado lunes, una vecina del Puerto que reside en la zona del Fornás, llamó al periódico quejándose, bastante malhumorada, porque el punto limpio que hay en la calle Sagasta, detrás del campo de fútbol, estaba a tope, hasta en la acera se amontonaban los desechos urbanos, después de todo un fin de semana sin pasar el camión de recogida. Al poco de publicar esta queja vecinal, empezamos a recibir fotos de otros lugares del núcleo porteño donde también ocurría lo mismo, como, por ejemplo, en Churruca o el barrio de la Marina. Ayer jueves, pasadas las 21 horas, salí a tirar la basura, pero, ¡sorpresa!, el contenedor no estaba, así que de vuelta a casa con la bolsa, a ver si en la próxima hay más suerte. Y qué decir de esas noches que llegas, pisas el pedal y la tapa no se levanta. Nada raro, ocurre continuamente y como a la gente le da repelús levantar la portezuela con la mano, termina depositando la bolsa en el suelo.
Todo esto es el día a día que, en todo caso, pone de manifiesto lo mal que se está gestionando la empresa municipal de limpieza y aseo urbano. Me dicen que el absentismo en la compañía puede rondar, tranquilamente, un 25%; cerca de un 30% en la limpieza de edificios públicos y en torno al 20% en el servicio de aseo urbano. Nada nuevo, pues no es la primera vez que este periódico ha informado de los altos índices de absentismo laboral que hay en la SAG. Evidentemente, no hace falta ser ninguna lumbrera para entender que, con un 20% de la plantilla de baja, es imposible mantener el servicio en unas condiciones mínimamente óptimas.
Acuérdense de que el pasado 31 de enero fue cesado el anterior gerente de la empresa y, según me dices, a día hoy todavía no se ha incorporado el nuevo director general. Al final, entre el cese y la incorporación van a pasar, por lo menos, cinco meses, lo cual acredita, por otra parte, que en este ayuntamiento las decisiones se toman, digamos, a cámara lenta. En todo caso, ya les adelanto que sustituir al primer directivo de la empresa no solucionará los problemas existentes, que son de mucho calado. Aquí han seguido el manual de gestión futbolística, porque siempre es más fácil cambiar al entrenador que echar a los jugadores. O mucho me equivoco o vamos rumbo a la privatización de la empresa. Atentos a los próximos movimientos.
Por cierto, la inflación está disparada, la electricidad sigue por las nubes, el combustible a más de dos euros y los tipos de interés empiezan a subir. Bruselas, para apoyar a Ucrania, que no es de la UE ni de la OTAN, le ha declarado la guerra económica a Rusia, habiendo agotado ya todo el catálogo de sanciones. Pero se ve que nadie pensó en el efecto bumerán. Listos. La Federación Rusa gira hacia Asía, consolidando nuevos mercados, EEUU hace caja, y nosotros, los europeos, nos vamos al garete. El suicidio de Europa.
