Guerras

Viernes, 10 Junio 2022 21:07

En cualquier parte del mundo hay ahora mismo alguna guerra, o varias, como siempre ha pasado, como seguramente seguirá pasando. La ambición y el egoísmo humanos son tan grandes que es posible que no nos quitemos esa lacra de encima de nosotros nunca, y que al final sea eso lo que destruya por completo este mundo que con tanto sacrificio y tanta sangre hemos construido.

Algunas guerras están lejos de nuestro país y no les prestamos demasiada atención, seguramente la distancia, la etnia, la raza o la religión son tan diferentes a nuestros valores o a nuestra idiosincrasia, que pensamos que no merece la pena nuestro interés, nuestra preocupación o nuestra implicación, o perder mucho tiempo en conocer sus circunstancias. Después está también el grado de acercamiento o de afecto que tengamos con algún país que ha sido invadido y se encuentra en una situación lamentable, para tenerle cariño y denostar con todas nuestras fuerzas al país invasor.

Con Ucrania nos está pasando esto a todos los europeos, sin embargo desconocemos por completo los entresijos y las confabulaciones de EEUU para endosarnos su gas, más caro que el ruso a todas luces, y quizá esto tenga algo que ver; porque al final son los intereses económicos los que deciden cualquier contienda, y si a un país no se le puede sacar nada no se invade.

Sólo por el hecho de poderle vender armamento, que en muchos casos ya está obsoleto, es suficiente para provocar directa o indirectamente una contienda, y en este caso, EEUU, posiblemente, haya tirado la piedra y escondido la mano, porque ya le cobrará a Ucrania todas las armas que le está cediendo para mantener la guerra.

¿Cuando se desató la guerra de Irak era diferente? Los iraquíes no son como los ucranianos —podemos pensar—, rubios, blancos, cristianos y europeos. Aquellos son morenos, musulmanes y están en el Oriente Medio. Sin embargo tan injustificada como es esta guerra fue aquella, y si ahora estamos todos en contra de Putin y le deseamos lo peor, ¿por qué en su día no se juzgó por crímenes de guerra a Bush, Blair y Aznar?, aunque todavía estaríamos a tiempo de hacerlo, solo haría falta que algún tribunal de derechos humanos tuviera la sensibilidad de fiscalizar aquellos crímenes, como se pide ahora que se haga con Putin.

No estoy defendiendo a nadie. Que no se me malinterprete. Simplemente estoy en contra de cualquier guerra, de cualquier invasión, de cualquier apropiación indebida, de cualquier chantaje, de cualquier violencia y de cualquier imposición, como creo que debería estar cualquier persona medianamente pacífica.

Me desespero por esto que está ocurriendo ahora, y no me cabe en la cabeza que se pueda matar vilmente a tanta gente inocente, que se pueda destruir todo lo que se destruye cada día, que la cifra de refugiados ucranianos alcance ya los siete millones de personas, que han tenido que abandonar su tierra, sus propiedades y su gente, huyendo de la contienda salvaje e inhumana.

Por otra parte, el 80% de los refugiados sirios se encuentran también en situaciones de extrema pobreza, y más de 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir y para reconstruir sus vidas. Más de siete mil niños han sido asesinados o mutilados y alrededor de tres mil han sido reclutados para combatir.

Desde octubre de 2020, el Gobierno iraquí anunció el cierre repentino de trece campamentos. Esto afectó a 34.000 residentes, y en los meses siguientes se continuó con el cierre de campamentos. El regreso voluntario a su lugar de origen es por lo que opta la mayoría, pero ahora se enfrentan a propiedades e infraestructuras totalmente destruidas. A esto se suma la inseguridad y la falta de empleo; y de todo esto ¿quién tiene la culpa?

Libia era el país más desarrollado de África en la época de Gaddafi, con una población que vivía casi según los estándares occidentales y con un nivel de vida y de educación muy superior a la media; pero según los que hundieron el país, era un dictador al que había que eliminar. Ahora el nivel de vida de Libia se ha quedado muy atrás, a la altura de los países africanos más pobres. ¿Quién rescata ahora a toda esa población de la miseria?

Me irrito por todo esto. Y me pregunto: ¿Soy un ingenuo, soy un iluminado, por pensar todo esto? Sin embargo, no me cabe en la cabeza que exista en la mente de nadie ese tipo de falta de escrúpulos, y que los ejércitos (siempre nefastos) destruyan y asesinen como lo hacen, sin piedad alguna, porque unos individuos que se llaman estadistas quieran dirigir nuestras vidas, pretendan invadir incluso nuestras conciencias y hacernos creer que lo hacen por el bien común, mientras descansan tranquilamente en su rancho de Texas o en su mansión de Marbella, o controlan todos los entresijos de la guerra de Ucrania desde su residencia infranqueable del cabo de Idokopás.


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