Desde hace décadas se dice que Sagunto es un enclave estratégico privilegiado. Esa posición tan bien comunicada por carretera, ferrocarril o mar, situaba al municipio en un lugar muy aventajado a la hora de atraer nuevas inversiones. Recuerdo que uno de los primeros que hizo esa afirmación fue Simón Montolio Solsona, un personaje con visión de futuro, lamentablemente ya desaparecido, que al poco de echar el cierre la siderúrgica se puso manos a la obra para que el puerto de Sagunto se abriera al tráfico comercial. Ahora, más de tres décadas después, resulta que las conexiones logísticas que tiene Sagunto han pesado mucho a la hora de que el grupo alemán Volkswagen eligiera esta opción geográfica para instalar su gigafactoría de baterías. Cataluña, Aragón y Extremadura, habrán trabajado mucho, tanto o más que la Generalitat Valenciana para atraer la inversión, pero la posición geoestratégica de Sagunto ha sido determinante.
Ha hecho falta que pasáramos una pandemia y que se empezara a tomar un poco más en serio el cambio climático, para que la Unión Europea pusiera en circulación miles y miles de millones de fondos para la reconstrucción, que van a financiar, entre otras actuaciones, la descarbonización y el cambio hacia otras formas de transporte mucho más limpias. No hay mal que por bien no venga, Sagunto y la Comunitat Valenciana se van a ver muy beneficiadas por esta inversión que, si todo va bien, será una realidad en 2026. Hablando de males, a un mes de iniciarse la invasión de Ucrania, la llegada de gas natural licuado al puerto de Sagunto se triplica en estos dos primeros meses de 2022. Lo dicho, no hay mal que por bien no venga.
La llegada de la nueva factoría de fabricación de baterías, además de la inversión y del efecto de atracción que tendrá sobre otras industrias suministradoras o auxiliares, cuya incidencia será muy notable en materia de empleo, supondrá la creación de unos 3.000 puestos de trabajo directos. Creo que Sagunto se tiene que preparar para lo que se avecina, que no es poca cosa. Podemos hablar, por ejemplo, de formar adecuadamente a la gente para que pueda trabajar en esa industria. No será fácil, pensemos que más del 50% de los que están inscritos en el desempleo no tienen ninguna clase de formación. Luego, nuestros políticos más atrevidos piden que se contrate, preferentemente, a gente de aquí, algo que podrá ser si reúnen los perfiles profesionales que la empresa pueda precisar. Pero este no es el único reto, seguramente se incrementará la población en el municipio, ya pasó con la reindustrialización. Habrá que tomarse más en serio la mejora de la movilidad. En definitiva, hay que prepararse para lo que viene. De momento, nuestro mediático alcalde ya se ha hecho la foto con Ximo Puig. Hay que aprovechar. Veremos.
