Lo que no se nombra no existe

Viernes, 17 Diciembre 2021 21:07

Cuando estudié Periodismo me dieron una máxima: del suicidio no se habla en los medios de comunicación. En su momento no me lo cuestioné, pero lo cierto es que mi perspectiva ha cambiado con el tiempo y también la de muchos expertos y expertas. En su momento, nos explicaron que este tema está vetado porque puede crear un efecto llamada, sin embargo, creo que lo que al final ha creado es una pandemia silenciosa. El suicido es una causa de muerte que está ahí y que cada día en España se lleva a 11 personas, pero de la que no se habla. El suicidio ya es la principal causa de muerte no natural entre los jóvenes y los intentos de suicidio han aumentado un 250% con la pandemia. Creo que este tema es lo suficientemente importante como para que centre el debate público. Que se hable, que se hable mucho, que se discutan los motivos y se propongan soluciones, que se escuche a los especialistas en salud mental que piden más recursos para intervenir. Eso sí, con la máxima seriedad y rigor, sin caer en detalles escabrosos ni frivolidades. Si desde los medios de comunicación nos preocupamos por concienciar en tantos otros temas, ¿por qué en este no? Esta semana se ha suicidado la icónica actriz española Verónica Forqué y nos ha provocado una profunda conmoción de la que espero que brote una sincera reflexión colectiva.

Lo que no se nombra no existe y hay que nombrar y hablar con naturalidad y sin estigmas de un problema muy presente en la sociedad. Generar un tabú alrededor de los problemas de salud mental únicamente provoca que quien los sufre se esconda y no pida ayuda. Ojalá existiera una cultura de la salud mental mucho más amplia que nos enseñase desde la infancia que igual que nuestro cuerpo puede enfermar, nuestra mente también puede hacerlo. Nos socializamos sin herramientas para analizar lo que nos pasa y, por tanto, incapacidad para buscar soluciones. Por otra parte, quien finalmente da el paso valiente de pedir ayuda, se encuentra con un sistema público de salud mental prácticamente inexistente que es incapaz de atender correctamente a sus pacientes. Una persona con problemas necesita un tratamiento terapéutico continuado y no una sesión cada varios meses. Los psicólogos clínicos presentes en la Seguridad Social son claramente insuficientes, lo eran antes y lo son mucho más ahora que tras la pandemia han crecido los problemas de salud mental. El problema del suicidio, los trastornos psicológicos y enfermedades mentales es como un incendio que nuestro país quiere apagar con vasos de agua. Es sinceramente absurdo el inmovilismo que existe en esta cuestión mientras se hacen campañas de promoción de salud de todo tipo. Por ejemplo, las de la DGT, que a lo largo de los años han conseguido reducir drásticamente el número de muertes por accidente de tráfico.

Ir al psicólogo no debería ser un lujo. Nuestro sistema de salud público, aunque es bueno, sigue teniendo muchas carencias. Parece que pedir ayuda pasa por gastar dinero y no todo el mundo cuenta con esos recursos. Existen opciones de terapia accesible o gratuita, por ejemplo, el estudiantado menor de 28 años tiene acceso a psicología privada gratuita gracias al seguro escolar, a partir de tercero de la ESO y hasta la universidad o formación profesional. También en València hay clínicas privadas que ofrecen terapia accesible a las personas que lo necesiten como Queralt Centro Sanitario y Gabinete Cedire, además de la Clínica Universitaria de la Fundació Lluís Alcanyís de la Universitat de València. El teléfono contra el suicidio de la Asociación Barandilla es 911 385 385 y el Teléfono de la Esperanza 717 003 717. Se pueden consultar muchas guías y otros recursos en la página web de la Fundación Española contra el Suicidio.


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