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José Manuel Pedrós García

Refranes y cantares

Viernes, 17 Diciembre 2021 21:06

Supongo que ese refrán que dice: «Más vale pájaro en mano que ciento volando» alude, entre otras cosas, a lo que podían pensar los cazadores, tanto los del pasado (que se han mimetizado en la actualidad con los ecologistas) como los del presente, que no se han mimetizado con nadie, pero que forman parte a menudo de esas opciones políticas que abogan no sólo por la caza, sino también por las corridas de toros.

Sin embargo, ambas cosas son sólo dos minúsculos trozos de hielo que afloran a la superficie junto a la parte del enorme iceberg que se oculta bajo el agua; y el hielo que está sumergido alberga un enorme bloque formado por el machismo rancio, la xenofobia casposa, la homofobia más agresiva, la intolerancia hacia todos aquellos que no piensan como ellos o la intransigencia hacia las ideas nacionalistas. Amalgamados con el hielo del fondo están aquellos que aplauden a la monarquía pero no ven nada positivo de un régimen republicano, aunque esa sea la forma de gobierno de muchos de los países más avanzados.

Esos mismos son partidarios del fanatismo religioso —o católico—, de las procesiones incontroladas y de la superstición menos neutra; piden que se respeten sus ideas, pero ellos no son capaces de respetar las ideas de los demás; porque son exaltados, obstinados y testarudos hasta la ceguera; porque sólo ven los defectos ajenos, pero creen que a ellos sólo les envuelve la verdad, la perfección, la pureza y la excelencia; porque siempre están en la oposición, aunque estén en el gobierno; y no hacen nunca nada positivo por los demás, pero sí que son capaces de apropiarse de los bienes comunes en beneficio propio. Transforman lo público en privado para cederlo a sus amigos empresarios, esperando que, cuando no estén ya en la política activa, reciban de esos los favores que ellos antes les han proporcionado.

Se les llena la boca de democracia, pero no condenan los regímenes absolutistas de un pasado, ni los que existieron en Hispanoamérica ni el que existió en nuestro propio país durante casi cuarenta años; y son constitucionalistas en sumo grado, aunque ni ellos, ni los que les precedieron en su partido, aprobaran la Constitución actual.

Son capaces de hundir al Titanic más robusto y más lujoso; porque, como decía Machado, son «mala gente que camina y va apestando la tierra». Sin embargo, los tenemos cada vez más cerca de nosotros, envueltos en el congreso de los diputados, en el gobierno de las comunidades autonómicas y en los ayuntamientos, con su cara sonriente, su traje impecable y su lengua afilada. Son esos que reciben el favor de los ciudadanos en algunas comunidades y ayuntamientos, porque su carisma mediático está a la altura de la inteligencia media del votante que les ha apoyado.

Pero pido disculpas, porque yo hoy no quería hablar de todo esto y, sin embargo, me he ido por los cerros de Úbeda. Yo sólo quería hablar del refrán, y decir que creo que es mejor ver a cien pájaros volando que tener a uno en la mano, porque eso siempre va a suponer el tener a alguien subyugado bajo los dedos de nuestra tiranía; y las alas que la naturaleza nos ha dado a todos son para utilizarlas, y nadie tiene el derecho a cercenarlas, o mutilarlas, en beneficio de un malinterpretado deporte llamado «caza», o de un refrán caduco y obsoleto, cuya única verdad está, simplemente, en la metáfora que representa.


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