Esta semana hemos visto que los trabajadores del metal de Cádiz han logrado acaparar la atención de los medios nacionales. Como recordaba el alcalde de aquella ciudad andaluza, han sido capaces de sacar el problema fuera de su ámbito geográfico, más que nada, para que se enteren en Madrid. Se negocia el convenio y el escollo se produce en la falta de acuerdo ante el incremento del IPC, que este año viene subidito de tono debido a los desorbitados aumentos en la factura de la electricidad, el gas, la gasolina, y todas las consecuencias que ello conlleva.
Entretanto, en el Puerto de Sagunto tenemos un conflicto laboral que, como no cambie el viento, dejará en la calle a 116 trabajadores de la Pilkington en cuestión de poco tiempo. No se trata, naturalmente, de pegarle fuego al castillo de Sagunto, que aquí somos gente muy civilizada, pero sí de participar activamente en las acciones que está promoviendo el comité de empresa de esta industria, en colaboración con los principales sindicatos, CGT, UGT y CCOO.
El 22 de noviembre se celebrará en Madrid, frente a la sede del Ministerio de Industria, una acción reivindicativa. Se trata de una manifestación convocada a nivel estatal por CCOO en defensa de la industria del auto y la industria auxiliar del auto, con el conflicto en Pilkington como referente. El sindicato pondrá autobuses para los que se quieran desplazar a la capital de España. Al día siguiente, el 23 de noviembre, esta vez en Puerto Sagunto, los sindicatos CGT, UGT y CCOO, han convocado a la ciudadanía para participar en una gran manifestación que partirá del Triángulo Umbral, como la realizada, años atrás, para defender la continuidad de Galmed. Está claro que hay que participar, que es necesario sacar el problema del ámbito comarcal, incluso del provincial, que se enteren en Madrid de que en Sagunto se han vuelto a coger las pancartas y a patear las calles en defensa del empleo y de la industria, muy amenazada por el rumbo hacia la descarbonización al que se encamina el sector del automóvil. No olvidemos que toda la industria más potente de este municipio concentra la mayor parte de sus intereses en el sector auto. Esto es muy importante no perderlo de vista, porque, como nos recuerda el dicho: «Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar».
Desde que se cerró la cabecera siderúrgica integral, Sagunto ha perdido tanto que ya no es ni la sombra de lo que fue, si se va cerrando la poca industria que nos queda y buscamos la alternativa en la logística, iremos de mal en peor. Lo digo, sobre todo, pensando en la gente joven que es la que necesita una salida laboral digna.