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Ainhoa Alberola Lorente

Capitalismo verde para que nada cambie

Viernes, 22 Octubre 2021 21:07

Las cuestiones medioambientales son una preocupación creciente en la ciudadanía y el movimiento global contra el cambio climático avanza con fuerza ante lo evidente: el calentamiento global ya está aquí y estamos sufriendo sus consecuencias. Ante esto, las empresas se apremian a incorporar la sostenibilidad y otras nociones de la ecología a sus productos o reclamos publicitarios. Lamentablemente, en la gran mayoría de las ocasiones, no pasa de eso, puro marketing sin cambios reales en las formas de producir y distribuir productos o servicios.

Es un lavado de imagen verde o ‘greenwashing’ con el que las empresas pretenden dar una respuesta totalmente ficticia a la pujante demanda de los consumidores y consumidoras. El capitalismo es adaptativo y capaz de sumarse a todos los carros posibles con tal de garantizar su propia supervivencia, pero es mera impostura si tenemos en cuenta que las causas a las que se suma atacan directamente a la raíz del mismo. Por ejemplo, la lucha contra el cambio climático requiere decrecimiento. En otros casos, como ‘pinkwashing’ o lavado de imagen rosa, las empresas se unen a la causa del feminismo mientras perpetúan desigualdades en su estructura corporativa o mano de obra.

Uno de los casos más sangrantes de ecoimpostura en el mundo que nos rodea seguramente es el de Ecoembes. Les sonará este nombre, posiblemente han visto sus anuncios en televisión y, en apariencia, es una empresa que se dedica al reciclaje y está preocupada por medioambiente. ¿Pero saben quien conforma el consejo de administración de Ecoembes? Representantes de empresas o conglomerados empresariales como Refrescos Envasados S.A. (Coca-Cola), Mercadona, l’Óreal, Danone, Unilever (dueño de multitud de marcas de alimentación y belleza), etc. Es decir, los principales generadores de residuos plásticos de nuestro país son, a su vez, los que ganan dinero reciclando y, atención, porque se denominan a sí mismos como una entidad sin ánimo de lucro, cuando evidentemente no es así.

Ecoembes tiene el monopolio del reciclaje de envases domésticos, por lo que su poder sobre las administraciones públicas es total, tal y como han denunciado multitud de organizaciones ecologistas como Greenpeace. Así, el negocio de Ecoembes es redondo: se lucran fabricando envases de un solo uso, se siguen lucrando reciclando una parte de ellos y, mientras tanto, con la parte que no reciclan se siguen engordando los vertederos del mundo. Curiosamente, cuando hablamos de políticas verdes las empresas se suelen olvidar de la más importante de las famosas ‘3 R’ que es la de Reducir. Porque, como solemos decir, el mejor residuo es siempre el que no se genera.

Otro caso sangrante es el de las grandes comercializadoras eléctricas que quieren participar del pastel de la transición energética con proyectos de macroparques de energía eólica o solar. En apariencia, una apuesta por la sostenibilidad, en realidad, proyectos muy lucrativos que ponen en riesgo a los territorios y sus ecosistemas. La forma turbocapitalista de generar energía limpia es provocar otros desaguisados ecológicos y la respuesta, desde luego, es que no queremos ese modelo. La solución está en la generación de energía a pequeña escala, un negocio que resulta menos interesante para estas empresas, por supuesto.

Por otra parte, tenemos ejemplos como el de la industria alimentaria, que últimamente apuesta por el ‘greenwashing’ llenando sus envases de palabras como ‘bio’ y ’eco’. Pero, tal y como señala un reciente informe de Justicia Alimentaria, nos confunden deliberadamente con el etiquetado, gracias también a una legislación muy laxa al respecto. ¿Cómo es posible que podamos consumir un aguacate etiquetado como ‘ecológico’ transportado desde la otra parte del mundo? Es un sinsentido.

Sin despreciar los esfuerzos de cada persona para llevar un estilo de vida más sostenible, no podemos estar constantemente pidiendo sacrificios a la ciudadanía sin tomar medidas contundentes contra las grandes corporaciones que contaminan. Según un análisis del Climate Accountability Institute, solo 20 empresas están detrás de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

El próximo 24 de octubre celebramos el Día Mundial contra el Cambio Climático reivindicando medidas más contundentes que nos permitan avanzar en la lucha contra el cambio climático, poniendo coto a los grandes contaminadores y repartiendo esfuerzos para que la transición ecológica sea justa.


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