Que el Casino de la Gerencia vaya a ser restaurado me parece una estupenda noticia. Al fin se aborda (36 años después) un tema, entre otros realmente necesarios, la puesta a punto de un edificio que, correctamente utilizado, puede ser muy útil para la sociedad civil porteña.
Nos cuentan que se va a realizar una intervención integral respetuosa con el origen y desarrollo constructivo y de uso del edificio. Estupendo. Leído el proyecto, se comprueba que se van a gastar casi un millón de euros en dejar el Casino, con algunos retoques, tal como estaba en el momento en que se construyó, respetando en lo posible la obra original y el uso para el que fue concebido. Tiene todo el aspecto de un proyecto de rehabilitación bastante bien trabajado.
Pero, qué curioso, lo respetan tanto que se pasan. En vez de irse al siglo XX, fecha de construcción del edificio, se han ido al XIX en su concepción clasista. Por “respeto” a su historia, quieren conservar las habitaciones que usaban los ingenieros solteros, carentes de todo valor artístico, histórico y sentimental como tales piezas museísticas. ¿Alguien puede echar de menos a aquellos ingenieros solteros que nadie recuerda y unos muebles que jamás pudimos contemplar?
La cosa, evidentemente, tiene truco. Mantener estas poco interesantes habitaciones en su tradicional estado no va a convocar precisamente muchos visitantes propios, y mucho menos foráneos, ya que estarán situadas a su vez en un edificio que, en sí, nada tiene que ver con un museo etnológico. Pero… a la vez, y como quien no quiere la cosa, el proyecto contempla reiteradamente ¡sorpresa! la posibilidad de uso hotelero. Ese “pequeño detalle”, me temo que más pronto que tarde, abrirá la puerta a lo que vendrá después: tras un tiempo prudencial, cuando “todos seamos conscientes” de que el contenido de tales habitaciones carece de interés, se evidenciará “la necesidad” de recurrir a una cláusula que, “casualmente”, estaba prevista en el Proyecto.
Hay cosas demasiado evidentes: si hoy nadie piensa en ese uso hotelero ¿cómo se ha podido llegar a pensar en ponerlo en el proyecto? Lo que no se piensa no se escribe… ni se firma. Y digo yo, si es cierto que la verdadera intención de nuestros munícipes, políticos progresistas y de izquierdas donde los haya, es ese uso museístico, y, siendo que no llevan intención de montarle un chiringuito a ningún amiguete, ¿por qué no quitan esas referencias a ese posterior uso hotelero? O mejor aún, ¿por qué no las cambian por otras de tipo social? No perderían nada con esto ya que hoy afirman que, en su ánimo, solo está su uso museístico.
De realizar ese simple cambio, la cosa quedaría perfectamente clara y los desconfiados, como yo mismo, podríamos dormir tranquilos.
