Usted no sabe quién soy yo

Viernes, 06 Agosto 2021 21:05

Esta frase, que hemos oído en más de una ocasión, nos demuestra, por una parte, la ignorancia de la gente, y por otra, la prepotencia de quien la pronuncia, como si el tener cierto poder social, económico, político, religioso o el que sea, le confiriera a alguien una mayor autoridad moral sobre los demás, y eso le permitiera el tener ciertos privilegios, o ciertas prerrogativas sobre el resto de los mortales en algún campo. Respecto a esto, no hay nada mejor que no prestar demasiada atención a esas personas, no dar credibilidad a su supuesta superioridad, e intentar, al mismo tiempo, hacerle comprender que ese no es el camino, y que nadie es superior a los demás en nada. Aunque también hay otros métodos, que pueden ser muy eficaces.

Me viene a la memoria en estos momentos una anécdota (en realidad, un chiste), que dice así: «Un día, en el aeropuerto, había una cola enorme en uno de los mostradores donde se factura el equipaje, y un señor llegó y se presentó delante diciendo que le facturaran su maleta que tenía mucha prisa. La chica que estaba en facturación, sin inmutarse, le dijo: “Señor, póngase en la cola y espere como los demás”. El señor, mirándole con cara de pocos amigos, le contestó: “Señorita, ¿usted sabe quién soy yo?”. Ella, tomó entonces el micrófono, y sin aparente perturbación, dijo: “Seguridad, seguridad, por favor acudan al mostrador de facturación número dos lo antes posible, aquí hay un señor que no sabe quién es”. El señor, lógicamente, tras oír aquello por megafonía, se avergonzó, y se fue a la cola».

Creo que esto, aunque sea un chiste, nos demuestra claramente, que esa puede ser una forma de actuar positiva, y contundente, en un caso similar. En estos casos, no hay que ponerse nervioso, porque eso precisamente, es lo que esas personas pretenden, para que su supuesta superioridad aumente. Hay que actuar con tranquilidad, y no está de más hacer algún comentario que avergüence a esas personas delante de las demás, a esas personas que se creen superiores al resto, y que creen que pueden ir por el mundo haciendo ostentación de su poder. Eso puede ser, en cualquier caso, eficaz y práctico. El sentirse ridiculizado delante de los demás siempre hace que a uno se le bajen los humos. Así que ya sabéis, ante la frase: ¿Usted sabe quién soy yo?, la respuesta puede ser algo similar a lo de la azafata del chiste, o a esto: «Ah, ¿es que ha perdido la memoria?, ¿tiene Alzheimer?, ¡pobrecito, cuánto lo siento!».


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