El desaliento

Viernes, 09 Julio 2021 21:08

Anoche iba bajar el vidrio y el cartón para reciclar, pero al darme cuenta de que el contenedor del cartón estaba repleto lo dejé para hoy. Esta mañana vi que la SAG había vaciado los diferentes contenedores de mi zona, así que cogí el vidrio y el papel y me dirigí a los contenedores. Cuando iba a echar el papel en su correspondiente contenedor me quedé helado

Me he quejado en otras columnas de la gente que tira cajas y envases enteros sin desmontar, haciendo que el contenedor, al final, quede lleno de aire. Esta actitud además de imbécil, antisocial y antiecológica, es nociva para la economía del mism@ gamberr@ que la ejecuta. Vamos, que hay que ser muy estúpid@ para hacer cosas tan antisociales y a su vez pagarlas.

Pero lo de esta mañana ya riza el rizo. Cuando me he acercado al contenedor del papel he visto que habían echado dentro unas dos docenas de envases de plásticos, desde envases vacíos de salfumán hasta garrafas de plástico de ocho o diez litros de las que venden con agua envasada. En ese momento era lo único que había en el contenedor: ese contenedor recién vaciado por esa SAG que nos cuesta una pasta de mantener, tenía ya a primeras horas de la mañana, aproximadamente medio metro cúbico de su capacidad ocupada por, también aproximadamente, medio quilo de plástico.

No se puede hacer más daño con menos: tirar el plástico en el contenedor de cartón, aportar medio kilo y ocupar aproximadamente la octava o décima parte del mismo. Sí, me indigna comprobar que una parte importante del personal al no desmontar ni chafar los envases, ni importarles llenar de aire los contenedores, actúan contra sus conciudadanos y contra su propio bolsillo. Sin embargo, esta mañana el sentimiento que me ha embargado no ha sido el mismo, sino el de un profundo desaliento.

No logro entender que una persona o más del mismo entorno familiar, hayan bajado de su casa tal cantidad de envases y lo hayan echado donde más daño hacían… no me cabe en la cabeza.

Estamos acostumbrados a ver como mucha gente no chafa los envases ni las cajas, y deducimos que lo hacen por comodidad y desidia, pero es la primera vez que veo esto de hoy y, francamente, me ha impactado muy negativamente. Tanto es así que me ha costado decidirme a escribir esta columna, pensando si vale la pena hacerlo. Sé que a este tipo de gente les da igual lo que pensemos, e incluso es hasta probable que se alegren de causar un impacto negativo. Lo único que me ha inducido a escribir sobre este tema es la idea de no dejarme vencer por el desaliento. Pero hay que ver lo que cuesta…


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