Ex políticos

Viernes, 09 Julio 2021 21:05

Hay una serie de ex políticos, que pertenecen a la vieja guardia, y que estaban en la primera línea de la política en las décadas de 1980 y 1990, que se resisten a permanecer en el anonimato, a silenciar su opinión y a estar callados, cuando deberían dedicarse a cuidar las camelias o los geranios de su jardín, a seguir las noticias diarias y a jugar con sus nietos. No aceptan, o no admiten, que las nuevas generaciones les puedan hacer sombra, y piensan que estas nuevas generaciones son peores que ellos. No voy a hablar de nadie en concreto, aunque me imagino que en la mente de todos siempre puede haber alguno de ellos que sobresalga.

Una mayoría de estos políticos han asumido muy mal el no estar ya en el poder, el no ser ellos los que dirijan las estrategias políticas y dicten las nomas a seguir, quizá su perfil autoritario les hace aceptar mal las derrotas, o asumir que sus ideas sobre cómo enfocar la política no forman parte ya de la maniobra global del partido. Quizá, incluso, tienen algún tipo de resentimiento contra alguien o contra algo, y es eso lo que les perturba de una forma tal que les hace querer seguir estando en la palestra.

No sé si en estos casos se puede hablar de bajeza moral, de animadversión, de argucia, de desagravio o de qué. Creen que sus medallas, o sus victorias, o sus aportaciones a la política de su tiempo ya no cuentan, es más, piensan que ya nadie las recuerda, y eso es lo que les produce ese rencor hacia las nuevas generaciones, un rencor que remueve sus vísceras como les sucedía en los peores momentos de la dictadura.

Algunos son capaces, incluso, de votar en las elecciones a una formación totalmente opuesta a la que siempre han pertenecido, sólo para hacer daño, y otros se codean ahora con todos aquellos que en un pasado eran sus enemigos políticos, y acuden de la mano a las tertulias como si fueran amigos de toda la vida, y tanto unas cosas como otras son, a mi juicio algo, si no muy grave, al menos inquietante.

No hace mucho escuché a uno de estos políticos hablar de ilegalidad sobre un tema político que estaba sub iúdice, lo que demuestra un desconocimiento general o un olvido que no es capaz de admitir, renegando al mismo tiempo del gobierno, cuando hace 20 o 30 años él mismo era uno de los mayores dirigentes del partido que ahora está en el poder.

Creo que cuando acaba el ciclo político de alguien, como cuando acaba el ciclo profesional de cualquiera, lo mejor es retirarse con dignidad, dejar paso a los que vienen detrás, que quizá lo pueden hacer mejor de lo que uno lo ha hecho, vivir la vida desde otro prisma y alabar las gestas de la gente nueva. Todos esos que se dedican a criticar, a hablar mal de los demás, a no admitir las nuevas tendencias (en política o en lo que sea), demuestran un grado de bajeza que dice muy poco de su talante humano, y eso, lo único que les reporta es estar en permanente desasosiego con ellos mismos, estar disgustado con todos y con todo, y no vivir la vida con alegría, agrado y dicha. Y todo eso, inevitablemente, se convierte en una angustia, o en una amargura, que puede llegar a contagiar a los que le rodean, a esos con los que debería tener mayor apego y a los que debería tener más afecto.


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