Un poco de historia sobre el PCE (3)

Viernes, 25 Junio 2021 21:05

Tras la victoria de Franco, los demócratas en general, y los comunistas en particular, pasaron a vivir momentos duros. El régimen de Franco demonizó al PCE, encarcelando, torturando y asesinando a sus miembros, y sometiendo a algunos de ellos a juicios sumarísimos que carecían de las garantías mínimas para que los encausados pudieran ser juzgados con equidad. El gobierno franquista aplicó la ley retroactivamente, calificando de insurgentes a los que se mantuvieron fieles a la legalidad constitucional. En esas durísimas condiciones, el PCE se tuvo que reorganizar en la clandestinidad, en el exilio europeo y mexicano, en el norte de África, en la Unión Soviética y en las cárceles.

En el interior de España, el partido se iba reconstruyendo poco a poco, y en 1943, Mundo Obrero, Verdad, Unidad, El Obrero y Nuestra Bandera se publicaban en diversas zonas de España para dar a conocer la situación que atravesaba el partido y la democracia. Fue durante mucho tiempo la principal —cuando no la única— fuerza organizada contra la dictadura de Franco.

En 1947 se producen en el metal de Madrid y en las empresas textiles de Cataluña los primeros movimientos reivindicativos, durísimamente reprimidos por el franquismo, y el partido opta por combinar la lucha clandestina con el aprovechamiento de los resquicios legales que el sistema permite: los comunistas participan en los sindicatos verticales y en todas las organizaciones de masas que existen (hermandades de acción católica, gremios, etcétera). En las elecciones de enlaces sindicales de 1950 ya son elegidos numerosos obreros comunistas y otros concienciados. Este movimiento dará origen a las Comisiones Obreras.

En septiembre de 1954 se celebra el V Congreso del PCE, en el que se establece la nueva táctica, en dos etapas. En la primera se propugnaba la creación de un frente amplio que liquidara la dictadura y formara un gobierno provisional. Este gobierno debería restablecer las libertades democráticas, amnistiar a presos y exiliados políticos, y adoptar medidas urgentes para mejorar las condiciones de vida de la población. Tras ello se deberían convocar elecciones y desarrollar la democracia. En junio de 1956 el PCE diseña su política de «Reconciliación Nacional» a la que también se suma el PSUC. En ese momento, los estudiantes cuentan con una fuerza creciente, el SEU se ha liquidado y empiezan a surgir movimientos democráticos burgueses en el interior de España, algunos de cuyos miembros procedían de sectores disconformes de la derecha, e incluso de la propia Falange. Cada vez más, la lucha del PCE representa con mayor claridad la lucha por las libertades democráticas. Para conseguir unir a todas las fuerzas democráticas se entiende que hay que cancelar responsabilidades de la guerra civil y la posguerra. Pero el régimen franquista había recibido un importantísimo espaldarazo en 1955: apoyado y avalado por los EEUU entra a formar parte de la ONU. Sin embargo, la lucha clandestina debía continuar, pues el régimen se sentía fortalecido y acentuaba la represión.

En enero de 1960 se reunió el VI Congreso del PCE en Praga, que eligió a Santiago Carrillo como secretario general, desplazando a Dolores Ibárruri de la presidencia del Partido. En plena crisis económica, con el salario real de los trabajadores cayendo en más de un 40% debido a la suspensión de las horas extra, primas y pluses, el partido capitaliza la contestación a Franco creando las Comisiones Obreras (CCOO) formado por trabajadores que se configuraron en Comisiones en centros de trabajo y llamando a la Huelga Nacional Pacífica. Los despidos eran cada vez más frecuentes y el paro avanzaba, dificultades que alcanzarían también a la pequeña burguesía y a los comerciantes, afectados también por la caída del poder adquisitivo de la mayor parte de la población.

Entre 1961 y 1964 fueron detenidos 1.500 comunistas. En 1962 es detenido y torturado Julián Grimau, recientemente elegido miembro del Comité Central del PCE, por la Brigada Político-Social del régimen. En 1963 fue condenado a muerte, hecho que desató una reacción internacional de protesta y presión sin precedentes, con manifestaciones multitudinarias en varias capitales europeas y latinoamericanas. El general Franco atribuyó esta presión a una «conspiración masónico-izquierdista con la clase política», mientras Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo, inició una intensa campaña dirigida a la prensa internacional atribuyendo a Grimau los mayores crímenes. Fue fusilado la madrugada del 20 de abril de 1963.

A mediados de 1965 se celebra el VII Congreso del PCE, en el que se defiende el avance al socialismo por una vía pacífica, parlamentaria y adecuada a los rasgos específicos de España, apostando por el no alineamiento en el plano internacional, tras el VIII Congreso (1972), en el que se traza la línea definitiva que seguirá el partido.

Entre 1967 y 1976 el Tribunal Supremo condena a multitud de opositores, el 36% del PCE y el 25% de CCOO. En 1973 tiene lugar el Proceso 1001, en el que se juzga y condena a la dirección de CCOO por su vinculación con el PCE.

En diciembre de 1975 el rey Juan Carlos trasladó a Santiago Carrillo el mensaje de que pretendía democratizar el régimen, pidiendo paciencia y el fin de los ataques a la Monarquía. El PCE, que hasta entonces seguía impulsando una «ruptura democrática», en el comité ejecutivo de enero de 1976 dejaba ya a un lado las críticas al rey y bajaba el nivel de ofensiva y movilización.

El 11 de febrero de 1977 el PCE presenta la documentación para ser incluido en el Registro de Asociaciones y el 9 de abril de ese mismo año el PCE es legalizado, presentándose a las elecciones con Santiago Carrillo a la cabeza como candidato. El resto ya es otra historia.


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