El día de la marmota

Viernes, 18 Junio 2021 21:08

En la anterior columna hice referencia al curioso (y probablemente único) hecho de que en este pueblo exista duplicidad de nombres de calles, entre ellas la calle Nogal y la calle Nogal-Noguera.

Pues bien, me llamó un vecino para recordarme que existe también la Plaza de Noguera y que a la hora de recibir correos, envíos o paquetes tienen problemas porque los empleados de reparto se vuelven locos. Por lo visto al Ayto. le importa un pimiento este tema, que ya colea años. La única actuación realizada, que yo sepa es que, recientemente, a una de las calles llamada Nogal la han vuelto a rotular como calle Nogal – carrer Noguera, lo que agrava todavía más la confusión.

Otro tema que toqué fue el Horno Alto como símbolo de la decadencia de este pueblo para unos, y para otros como símbolo identitario. Yo diría que todos tienen razón: en estos momentos, y si nadie lo remedia, el Horno Alto nos lo han convertido en un perfecto símbolo de identidad decadente. Solo un pueblo en declive, menguante, soportaría sin casi ni siquiera percatarse de ello, que lo que todos reconocen (no he oído a nadie sostener lo contrario) como símbolo de nuestra porteña identidad haya acabado, después de treinta y seis años, como motivo decorativo de una rotonda. Triste comprobar que, para muchos, pasa desapercibido que los que planifican nuestra ciudad le concedan más importancia a una rotonda que al Horno Alto.

Como me consta que todavía existe quien no percibe las diferencias, me explicaré: no se urbaniza nada al azar. Consciente o inconscientemente, cuando se toman decisiones de ese tipo se está respondiendo a lo que uno percibe que necesita. Si uno lo que quiere es olvidar cuanto antes nuestra Historia y sus Orígenes, toma la decisión de dinamitar el Horno Alto, por ejemplo. Si encuentra inconvenientes para ello, no es mala alternativa situarlo donde menos moleste, y en una rotonda queda hasta mono, resulta decorativo y resultón, además de poco viable para hacer de él un lugar de encuentro, muy poco visitable; en cuatro palabras: lo menos significante posible.

Por eso para mí, y perdonen que me repita, por desgracia el auténtico y verdadero símbolo de este pueblo, hoy por hoy, es el reloj de sol del paseo marítimo, ese bello y curioso adorno playero, tan interesante desde el punto de vista astronómico, el mismo que lleva un porrón de años sin dar la hora ni servir para nada.

Ese reloj siempre reproduce la misma sensación repetida de vacío, simboliza mejor que ninguna otra cosa, como este pueblo ha caído en una perenne y diaria celebración del día de la marmota, sin señal ni indicación alguna de cuándo podremos salir de este mal sueño.


Si le ha interesado esta información, puede unirse a nuestro canal de Telegram y recibirá todas las noticias que publicamos para el Camp de Morvedre. Síganos en https://t.me/eleco1986

Modificado por última vez en Viernes, 18 Junio 2021 22:25

Lo último de Miguel Álvarez Lozano

Más en esta categoría: « Una ciudad rara Mucho ruido... »

 

 

SUCESOS

SALUD