Una mala solución

Viernes, 04 Junio 2021 21:09

El tripartito municipal ha dado luz verde en la Junta Local de Gobierno a promover una remodelación del salón de plenos, situado en el palacio consistorial. La verdad es que falta le hacía. Esta actuación, con la que se persigue poner en hora dicha dependencia, va a suponer un coste, según los cálculos iniciales, de 120.000 euros. Barato no es, desde luego, aunque ya se sabe lo que sucede con estas licitaciones y los sobrecostes. Atentos al gasto final. La reforma se realiza después de que el grupo municipal de Iniciativa Porteña haya denunciado en numerosas ocasiones que esta dependencia no cumple con la legalidad vigente en materia de accesibilidad. Efectivamente, no deja de ser curioso que quien debe velar por el cumplimiento de la ley, sea el primero en saltársela, por lo que todo indica que se acometerá esta remodelación para no oír más a los de IP. Aunque ya adelanta el edil de Iniciativa, Juan Guillén, que, tras esta reforma, al afectar solo al salón de plenos, tampoco se cumplirá con la legalidad.

Recordando los orígenes de la sede consistorial, la propia web municipal recoge, sobre la Casa Ayuntamiento, que «el edificio se inicia con proyecto neoclásico a finales del s. XVIII, quedando inacabado para terminarse al inicio del 2º tercio del siglo XX». Efectivamente, fue en noviembre de 1933 cuando el Ayuntamiento abandonó su sede, situada en el Convento de Sant Francesc, y se trasladó a su actual emplazamiento, una vez finalizadas las obras del inconcluso edificio, bajo la dirección y supervisión de Ángel Romaní, que fue arquitecto municipal entre los años 1920 y 1930. Ni que decir tiene que para la década de los años 30 del siglo pasado, cuando Sagunto contaba con poco más de 20.000 habitantes, la nueva sede consistorial, conocida también como el palacio de la Llotgeta, supuso un importante avance. Sin embargo, no hay que perder de vista que el diseño de tan emblemático edificio se realizó entorno a 1780, puesto que las obras no dieron comienzo hasta 1789. De hecho, las dependencias municipales se han tenido que dispersar por distintos inmuebles del municipio para poder dar cabida a los servicios consistoriales del siglo XXI, con una plantilla de empleados públicos que alcanza las 710 personas.

El Palacio de la Llotgeta es ideal como sede para la Alcaldía, pero, su salón de plenos es claramente insuficiente. Téngase en cuenta que, después de la remodelación proyectada, solo dispondrá de 52 butacas para acomodar al público. Es cierto que en muchas ocasiones no se completa el aforo, pero cuando se abordan asuntos de verdadero interés y no mociones y cuestiones de trámite, se llenan de personas hasta los pasillos. Sin duda, una mala solución que recorta la participación ciudadana.


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