Horteradas

Viernes, 04 Junio 2021 21:08

Hacía ya tiempo que no me paseaba por los huertos urbanos municipales. En primer lugar, decir que me ilusionó mucho la idea al inicio de este proyecto, y, sigo intentando que esta ilusión inicial se mantenga. Fue y lo sigue siendo una gran idea. La cosa fue muy bonita al principio, y prometía serlo mucho más si el proyecto se desarrollaba debidamente.

Pero esta columna no sería la que es si se parase en parabienes. He podido observar que los errores y faltas cometidas en un principio siguen estando ahí, como si una vez puesto en marcha, nadie con poder de resolución se haya vuelto a acercar por allí.

No todos los pequeños huertos allí creados están ocupados y muchos en un absoluto y sucio abandono; el espacio destinado para el compostaje se ha convertido en un vertedero de utensilios estropeados, en un remedo de ecoparque; existen allí huertos preciosos y bien cuidados que tienen que soportar la vecindad de otros que están enfermos, abandonados o semiabandonados.

Mientras esos huertos abandonados se convierten en un problema para los usuarios que sí trabajan y cultivan, nadie se ha preocupado de que TODOS los ciudadanos SEPAN, que tienen la posibilidad de disponer gratuitamente de una preciosa parcela de unos cien metros cuadrados con sistema de riego asegurado. Tal como se ve la cosa cuando se visita el lugar, cabe hasta dudar de si los concejales y/o el propio alcalde lo conocen, o si son conscientes de la dejación de deberes y funciones que deberían prestarle a ese lugar.

Los huertos son de propiedad municipal y regidos por normas del propio Ayto. Un usuario me informó de que, cuando se hizo cargo de su parcela se le entregaron una serie de condiciones de tipo prohibitivo y que, desde entonces, para nada ha vuelto a ver a nadie del Ayto. por allí.

Por una vez que se emprende un proyecto innovador e interesante, es una pena que la dejación y falta de estímulos haga que se desperdicien unas parcelas y, que las que están ocupadas, no reciban la atención que se merecen.

He visitado algún que otro huerto urbano y se me cae la cara de envidia al ver la diferencia existente entre unos proyectos y otros, comprobando que, por desgracia, la diferencia entre ellos, no reside tanto en la inversión económica sino en el cariño y atención que se vuelca en el proyecto en sí. No es mi labor buscar o encontrar culpables (ha de haber más de uno) sino poner de relieve que se les debería caer la cara de vergüenza cuando se ponen a hablar de sostenibilidad, medio ambiente, eficiencia, gestión, ecologismo y otras lindezas que, por este y otros motivos, puestas en sus labios no son más que zarandajas.


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