Fisuras

Viernes, 21 Mayo 2021 21:09

Mi amigo Miguel Almor, que fue uno de los políticos más notables y trabajadores que han pasado por el Ayuntamiento de Sagunto, solía utilizar dos frases magníficas para retratar determinadas situaciones: «las partidas se ganan cuando se arreglan» y «une más el cemento que el pegamento». La primera sería de aplicación para fotografiar lo que está sucediendo en la SAG, donde, según parece, se están haciendo algunas componendas para propiciar el cese del director general. La segunda es más indicada para sintetizar lo que ocurre en el tripartito de Gobierno que dirige el socialista Darío Moreno.

El equipo de Gobierno que forman PSOE, Compromís y EU, no se puede decir que, dos años después de iniciar la travesía, navegue sin fisuras. Se ha dicho muchas veces que era el equipo con más liberados desde la apertura democrática, cierto, pero, personalmente, no tengo nada que objetar a esa cuestión. Es verdad que otros gobiernos fueron más eficaces con menos gente en nómina, pero cada equipo tiene su estilo y, sobre todo, sus necesidades de blindaje y apuntalamiento, que es donde hay que buscar la causa de tanto asalariado.

El alcalde, Darío Moreno, ya se ha visto desautorizado en dos ocasiones porque sus socios no le han acompañado. El primer caso se produjo cuando se llevó a pleno la absorción por parte del Ayuntamiento de Sagunto del Consell Local Agrari. Aquí, Compromís se pronunció en contra y como la primera autoridad local tampoco fue capaz de reunir otros apoyos, la propuesta se quedó en nada. Los nacionalistas argumentaron en su descargo que esta medida no formaba parte de los famosos pactos de la Gerencia.

Ahora, cuando se ha llevado al consejo de administración de la SAG el cese de su director general, porque lo que ocurrió en febrero solo fue un tanteo, los que han dejado al primer edil al descubierto, han sido los de Esquerra Unida, que no son partidarios de cambiar a este alto cargo. Este asunto tampoco está recogido en los pactos de la Gerencia. En los que sí se plantea la «consolidación de la SAG y mejora de la limpieza urbana, modernizando los equipos y los sistemas de trabajo, reorganizando los servicios». Es evidente que, para cumplir este punto del programa, suscrito por los partidos que sostienen al tripartito, el cambio en la dirección general de la compañía es una cuestión secundaria, puesto que se puede desarrollar de igual modo con esta gerencia o con otra.

En cuestiones troncales, las diferencias son insalvables. Ha quedado claramente demostrado con estos dos ejemplos que he citado, por tanto, la lealtad institucional no es más que un argumento retórico. Está claro que, en medio de la travesía, en ese tripartito nadie se fía de nadie. Faltan dos años.


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