Begoña Cortijo

Viernes, 16 Abril 2021 21:10

Este viernes se ha producido el relevo en la secretaría general de CCOO del Camp de Morvedre y Alto Palancia. Fue el 8 de noviembre de 2008 cuando, por primera vez, asumió esta responsabilidad una mujer, Begoña Cortijo, que, después de doce años, cede el testigo. Entró con la crisis de 2008 y se va con otra, la de la pandemia. Se estrenó en el cargo con el conflicto de Pilkington, que, doce años y medio después, sigue con graves problemas. Entretanto, se produjo el cierre de Galmed, que, al cabo, reabrió y recuperó el empleo. No corrieron la misma suerte los trabajadores de Bosal, empresa que echó el cierre y dejó a la gente en la calle. Sin embargo, el episodio más largo, el que más tensión ha generado, ha sido el intento de cerrar Lafarge por parte del anterior alcalde, Francesc Fernández, que, desde el minuto uno, puso todo su empeño en precipitar la clausura de esta empresa. En esta lucha sin cuartel no estuvo solo, EU, los representantes de Podemos en el Ayuntamiento de Sagunto, a través de su marca blanca, y los ecologistas, hicieron causa común. Se utilizaron toda clase de argumentos, algunos de ellos totalmente falaces y muy distanciados de toda posición ética. El fin justificaba los medios.

Sin embargo, CCOO, que en otros tiempos habría contemporizado con las tesis de la progresía, se mantuvo firme, exigiendo que la empresa cumpliera con la legalidad vigente, pero, al mismo tiempo, defendiendo su continuidad y, por tanto, el empleo. Begoña Cortijo eligió el camino más difícil, enfrentándose a unas fuerzas que se reclamaban progresistas y que, con toda seguridad, habrían celebrado por todo lo alto el cierre de la cementera. Que se perdieran unos cientos de empleos era una cuestión secundaria, un mal menor. Como aquí nos íbamos a morir todos de cáncer, poco importaban unos puestos de trabajo más o menos, porque, al fin y al cabo, nos estaban salvando la vida.

Durante estos doce años, han pasado por el Ayuntamiento de Sagunto cuatro alcaldes y a Begoña Cortijo, que ha tenido que lidiar con todos ellos, no le duelen prendas en reconocer publicamente, en la entrevista que se incluye en esta edición, que ha sido con Sergio Muniesa con el que mejor línea de colaboración ha mantenido. Es más, asegura que durante la etapa de Alfredo Castelló la participación y el acceso a la información fue total, algo sin precendentes, aunque duró poco la alegría en casa del pobre, pues tras el relevo en la Alcaldía, con Francesc Fernández todo fue a peor, a mucho peor, y ahí seguimos. Menos mal que Cortijo no es sospechosa de ser neoliberal, sino de izquierdas, que, desde luego, no es lo mismo que ser progresista.


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