No pasa nada

Jueves, 01 Abril 2021 21:10

Si no fuera porque está en juego la salud y el bienestar de las personas, podría decirse que resulta muy cómico ver lo mal que gestionan en Europa los intereses ciudadanos. Este pasado fin de semana se volvió a cambiar la hora, pese a que era un tema que se iba a regularizar. Así se anunció en 2018. Si para algo tan simple se tarda tanto tiempo, para cuestiones troncales ya vemos lo lento que va todo. Sobre los famosos fondos de recuperación europeos, que se iban a empezar a recibir en 2021, veremos si no se retrasan hasta 2022. Ya sabemos que también se ha metido en el baile el Tribunal Constitucional alemán, palabras mayores, paralizando la aprobación de los fondos para toda la UE. Por si faltara algo, comprobamos que la gestión de las vacunas es un desastre absoluto. No sé porqué se extraña la gente de que el Reino Unido se haya marchado de la Unión Europea.

Todo esto no sucede porque son malos gestores, claro que no, ocurre porque se trata de dar cabida a diversos intereses, que, con toda seguridad, serán ajenos a la lucha contra la pandemia. En una operación de este calado, donde hay que vacunar a cientos de millones de personas, está claro que el negocio es de lo más suculento y, como el que más y el que menos quiere llevarse su trozo de pastel, aquí se está esperando a que otros laboratorios, más rezagados, lleguen a tiempo para introducir en el circuito sus preparados. Ya se encarga la Agencia Europea del Medicamento de manejar los tiempos de la forma que más conviene. Además, que haya escases de vacunas va de maravilla para mantener los precios altos. Por otro lado, ya estamos viendo cómo se presiona a los gobiernos ‘infieles’ que, saltándose la disciplina europea, se atreven a llamar a las puertas del Kremlin para pedirle a Putin la Sputnik V. Al final, que la gente se muera porque no se le inmuniza, es, digamos, un daño colateral. Dejar una cuestión de salud pública en manos del mercado y a instancias del lucro, es lo más recomendable para que la protección de la salud quede en último lugar, que es, exactamente, lo que está pasando.

Entretanto, la economía por los suelos, la deuda pública disparada, y sin verse, aunque sea de lejos, la salida del túnel. Eso sí, como la culpa la tiene la gente irresponsable, el ataque a los derechos fundamentales gana terreno sin oposición. La vulneración inequívoca de la inviolabilidad del domicilio se normaliza. Eso de entrar en una vivienda a golpe de ariete sin orden judicial que lo autorice, parecía de otros tiempos, pero no. Se habría liado parda si esto mismo hubiera ocurrido con un Gobierno del Partido Popular, pero como es del PSOE y Unidas Podemos, aquí no pasa nada de nada. Vivir para ver, ¿verdad?


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