La Justicia

Viernes, 26 Febrero 2021 21:07

Una noticia relacionada con los Tribunales de Justicia ha acaparado recientemente la atención de la prensa, y los comentarios políticos de los diferentes partidos han salpicado con sus palabras a uno de los poderes más importantes de nuestro Estado de Derecho: El Poder Judicial, que de nuevo se ve zarandeado por actuaciones que a la opinión pública, como poco, le parecen demasiado partidistas.

La Audiencia Provincial de Madrid ha absuelto, en el denominado «caso Máster», a Cristina Cifuentes, ex presidenta de la Comunidad de Madrid. El tribunal ha absuelto a Cifuentes del delito de inducción a la falsedad documental, pero, en cambio, ha condenado a la profesora Cecilia Rosado y a la funcionaria María Teresa Feito como autoras de la falsificación del documento oficial. La Sala entiende que no se ha podido acreditar que la ex dirigente del PP presionara para que se falsificara el acta del trabajo Fin de Máster, en el máster de Derecho Público del Estado Autonómico del Instituto de Derecho Público de la Universidad Juan Carlos de Madrid, pero sí que se ha acreditado —paradojas de la vida— la actuación punible de la profesora y de la funcionaria.

Una vez más, la condena se aplica a quien menos se la merece, y en cambio la acusada, que debería ser la condenada, se va de rositas, demostrando de nuevo hasta dónde alcanza el poder de determinado políticos, o de determinadas instituciones, y la influencia que en el Poder Judicial, que debería ser totalmente imparcial, tienen determinadas opciones políticas, que todavía no se han desprendido de su poderío y continúan demostrando que la separación de poderes no es, ni mucho menos, real.

Seguramente, la normalidad democrática, de la que tanto alardean muchos políticos, aún no se encuentra suficientemente consolidada en nuestro país, y el recurrir a la Justicia, a veces, supone el que de antemano se conozca cómo van a actuar los tribunales, a quién deben absolver y a quién deben condenar. También podemos saber en muchos juicios quién está diciendo la verdad y quién niega, por activa y por pasiva, aquello de lo que se le acusa, y es lamentable que el fallo de la sentencia condene a los primeros y absuelva a los segundos.

Todas estas cosas, evidentemente, influyen en la opinión pública, y al final, por mucho que uno crea en la Justicia, y por mucho que se crea que nuestra Justicia va a actuar en cualquier caso con rectitud, independencia y moralidad, se ve que no es así, se ve que su imparcialidad queda en entredicho; y esto, en lugar de favorecer el criterio popular, lo ensombrece, sabiendo que al final, algo similar a aquella maldición de la gitana: «Juicios tengas y los ganes», va a ser la única condena que a determinados procesados les espera.


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