Violencias

Lunes, 22 Febrero 2021 11:33

Tan solo hace una semana el pueblo llano estaba tan tranquilo en su mata esperando libarse de un diminuto virus, clamando a ciegas por una vacuna y viendo por la tele cómo se le colaban los crapulosos, mientras los llamados Medios de postín y mamandurria (generalmente al servicio del que corta el bacalao) les ofrecían datos cansinos y en cierta manera confusos, increíbles, de susto y miedos. La incertidumbre iba en aumento. El miedo se palpaba a la vez que se añoraban los bares, los restaurantes, los viajes, las compras. En general, los vicios aparcados (sobre todo el del consumo). Los más bajos del escalafón coexistían _que no vivían_ con la paz impuesta creyéndose pacíficos. No había espada desenvainada que valiera. No había tiempo, ni valentía, para pensar en exigir cuentas. Así pasaban los días.

Las circunstancias judiciales, parece ser, llevaron de nuevo a los Medios el dedo corazón levantado a modo de peineta de Luis (Bárcenas) clamando venganza; todos en guardia. Desplazó la pandemia a un segundo plano de las escaletas periodísticas. Al Gobierno de la nación y sus ministros les venía de perlas. A la “izquierda” dócil, como munición. Al nacionalismo periférico de rechupete. A la derecha se le volvió a caer la casa encima (más bien la sede), pero antes, de nuevo, la cara de vergüenza, que todos sabemos que nunca la tuvieron; solo dura. Muchos se las tenían felices. Se intercalaba la situación política con algún piropo desde la socialdemocracia hacia la extrema (ya no es necesario ¿o sí? añadir derecha. Oportunismo puro. Un Vice, después de no alcanzar los cielos, se metía en berenjenales al afirmar, venialmente, que a lo que llaman aquí y ahora, después de 40 años de franquismo, “Democracia”, estaba resultando algo imperfecta. Mejorable. Se la buscó. Era verdad como templo, pero les sirvió balas que disparar a matar.

Y en esas, llegó el filón televisivo. El maná tertuliano. El alimento de las redes. Las malas caras entre vecinos y vecinas. A los buenos exseminaristas, y buenos hijos, si osaban razonar sobre los que estaba ocurriendo con un rapero camino de la cárcel, y focalizar el asunto en la rácana y vigilada libertad de expresión como meollo de la cuestión, se les ponía todo cuesta arriba. Hacía tiempo que las turbas airadas ultras y pobres de cultura sin beneficio, sacaban el arsenal de improperios contra aquel que osara, mínimamente, contradecir la “violencia” transmitida ofrecida sin descanso. Con imágenes sobre todo, y con posicionamiento de tertulianos con descaro; a tumba abierta; y sin contrapeso. En fin; que como dijo Kurt Tucholsky, periodista y escritor en la República de Weimar alemana (1918-33) “Nada es más duro y nada requiere más carácter que encontrase en conflicto abierto con la propia época y decir NO con fuerza”. Kurt predijo y alertó sobre la llegada del nazismo. Y acertó (con la complicidad electoral de pueblo camelado con las milongas fascistas y violentas).

Como “LIBERTAD”, “VIOLENCIA” es un concepto de los más demandados en los buscadores (y vigilados); para estudiarlos, aclararse, aprobar, escribir, posicionarse... Lo ha escrito un pensionista anónimo en las redes. Anónimo, pero con la lucidez que da la experiencia vivida y peleada: “Quienes crean que la violencia de los jóvenes en las calles es solo por el encarcelamiento de Hasél, se equivoca. Cincuenta y dos (52%) por ciento de paro juvenil, explotación, precariedad, pobreza, frustración, emigración, futuro negrísismo...Si te paras a pensar, les sobran los motivos”. Para condenar están prestos; sin querer diferenciar entre quien asalta una tienda de marcas para llevarse unas zapatillas que les meten por los ojos como summum de la felicidad, de los que se manifiestan y defienden la justicia justa, la libertad de expresión, la dignidad; los derechos. Los que condenan son aquellos que nunca condenaron el franquismo y sus tropelías, por ejemplo; descendientes, y descendientes de descendientes. Y los que, para seguir chupando del bote, deben condenar y condenan. El propio Capitalismo como sistema es pura violencia. Si no ¿de qué? Ponen en boca Napoleón que dijo: “La Religión es lo que evita que los pobres asesinen a los ricos”. Si sustituimos “religión” por “violencia otorgada”, pues...

¿Y el mobiliario urbano? “¡Madre mía están destrozando lo público! ¿Te refieres a la Educación, Sanidad, Residencias...? ¿No hombre, al mobiliario urbano, han quemado un contenedor! Tiene cojones que los políticos que más se preocupan de un contenedor quemado porque es mobiliario urbano son los que más degradan las instituciones públicas. Tiene cojones”, añade J.M pensionista de Alcorcón (que podría ser de Puerto de Sagunto, Xirivella...). Solo añadiría yo “cojones y ovarios”, y “y algunos de los que se han llevado, y llevan, llevan limpio”. Algunos no simpatizamos con este Gobierno, pero las tres derechas y sus seguidores (y amantes) nos alteran los resortes de la templanza cuando vemos cómo se han tirado a degüello (aprovechando el filón de las llamas y adoquines) para socavar y erosionar al mismo y sus difíciles equilibrios, así como sus incumplimientos; y hasta las promesas olvidadas. ¿Violentos? ¿Y tú te sorprendes?


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Modificado por última vez en Lunes, 22 Febrero 2021 11:43
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