¡Ufff!

Lunes, 08 Febrero 2021 11:39

¡Ufff! Escribí hace casi un año que iba a procurar no traer a esta columna el tema del Covid19. Tal era el hartazgo sobre el tema. Además, poco podía yo aportar, siendo como era que, visto la urgencia y el filón que se les ponía por delante a los plumillas y su medios, se habían lanzado a tumba abierta a tratar el asunto con distintas actitudes, estratagemas, y con mucha ignorancia la mayoría de las veces. No quería yo taladrar los cráneos ni sentenciar con afirmaciones carentes de rigor porque la información era escasa, contradictoria, y muy de parte. Sin olvidar la malintencionada. 

Hoy tenemos (tengo) ya alguna certeza: que hay un virus que hace enfermar a las personas, deja secuelas, y mata. Que nos ha separado a las personas; que nos ha llenado de miedos y precauciones; nos ha creado y crea desasosiego; que ha aumentado los recelos entre los componentes de la especie; que no se vislumbra un fin tranquilizador. Finalmente, que, el egoísmo ha surgido con fuerza, que no nos importaría colarnos en la fila, que cuando está tronando nos acordamos... Las farmacéuticas y grandes tinglados siguen haciendo su agosto; los peces grandes se están comiendo a los pequeños; los listos están aprovechándolo para tener entretenidos y callados a los tontos e imponer sus dictados y objetivos...Y tantas cosas que... ¡ufff! Luego están los capullos e insolidarios, que no rebeldes. Por fin estamos los escépticos y descreídos a los que nos hacen falta más datos para saber qué ha pasado, está pasando y, con seguridad pasará. ¡Menuda jubilación para unos, menudo futuro para otros! 

Si de niños tuvimos que seguir las indicaciones de nuestras madres en aras de nuestro bien, como “comerse todo lo que nos ponían en el plato porque si no llorarían los niños de África”; o que “si comíamos muchos caramelos nos saldrían lombrices en el culo”; y sobre todo que si “nos bañábamos en la piscina (en mi caso en el río Trabaque) sin que hubieran pasado dos horas nos daría un corte de digestión” (como recuerda el utielano Álvaro García en su relato “Enero y tú desnuda”) ahora, digo, y lo que nos faltaba, tenemos que seguir tantas normas, cambiantes cada semana, que estamos al borde de la saturación mental y sin posibilidad de cuestionarlas ni contravenirlas de manera general; las dicta alguien que no es nuestra madre. Solo que vemos el efecto del virus en un entubado hospitalario de “vuelta y vuelta”, y por si acaso ¡a ver qué hacemos! Si pienso en los escolares en particular...me entra desazón.

La GLOBALIZACIÓN nos ha podido traer cosas beneficiosas para el conjunto de la Humanidad. Quizá, en sí misma y como consecuencia del desarrollo científico, técnico y de las comunicaciones, era inevitable. Tal vez sea imparable. Pero leches, podría haberse ahorrado sus efectos más dañinos y perversos y haber impedido que los buitres no nos hubiesen puesto en su punto de mira: en los recursos, en nuestras vidas. Tal es el grado de acumulación al que aspiran y, como consecuencia, nos traen cada día más de estas alegrías. ¿Lo próximo qué será? ¡Ufff!

Me adentro en seguir aclarándome y encontrar claves explicativas leyendo (releyendo) a Ulrich Beck (profesor de Sociología en Munich en 1997), y otra vez me meto en el lío: globalismo, globalidad, globalización...falacias y respuestas. Y el virus mutando. ¡Ufff! Al final no sé si sabré si estos términos han tenido algo que ver, o no, en el origen, desarrollo y expansión de un nuevo tipo de virus malicioso de naturaleza no informática.


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