Mucho se ha hablado y se sigue hablando de la pasada ola de frío debida a la borrasca “Filomena” que ha teñido de blanco gran parte de España, de los pueblos e incluso ciudades incomunicados por la nieve, de las posibles consecuencias nefastas en el deshielo por la cantidad de agua que no podrán contener las alcantarillas… pero muy poco se dice de la gran ayuda que han estado prestando, y siguen haciéndolo, instituciones humanitarias como Cáritas, Centros Solidarios de Alimentos, parroquias, etc. y, sobre todo de esos voluntarios que desde el primer momento han estado al pie del cañón para prestar la ayuda necesaria a quienes precisan de ella.
Como ejemplo puedo decir que el colegio diocesano Santiago Apóstol abrió sus puertas a los “sin techo”, que Cáritas Valencia ha estado pagando noches en pensiones y hostales a quienes ya no encontraron sitio en albergues de ayuda, que el centro de noche San Esteban sigue siendo el último recurso en Valencia de quienes nada tienen para sobrevivir. Este centro abre sus puertas durante los meses de invierno y permite a muchas personas sin hogar tener un refugio por las noches, como explica su director en el semanario “Paraula” es un recurso de emergencia para personas que están fuera de la red de recursos sociales o porque no tienen sitio en otros albergues; son en su mayoría de edad avanzada o jóvenes que han salido de un centro de menores y no tienen dónde ir. Allí tienen servicio de ducha, cena caliente, cama y un buen desayuno porque quizá es la única comida que hacen en el día. Pero, como decía al principio, todo esto no sería posible sin que gran cantidad de feligreses y voluntarios no hubiesen atendido la llamada que se dio desde las parroquias solicitando su ayuda.
Ellos son los que han donado, aparte de los recursos de Cáritas, las mantas y ropa que se han repartido en polideportivos y otros locales destinados a atender a los necesitados de un techo donde cobijarse. También colaboran restaurantes y cafeterías, así como un numeroso grupo de voluntarios que limpian, ordenan, desinfectan duchas y baños, distribuyen las mantas y ropa, sirven las cenas, etc.
A este respecto también quiero destacar la encomiable labor que voluntarios de Cáritas están realizando en nuestra comarca, atendiendo a los necesitados tanto de ropa como de alimentos, gracias a la gestión del Centro Solidario de Alimentos y, sobre todo a las aportaciones que la ciudadanía realiza a este Centro y los voluntarios que colaboran en el mismo. Desde estas líneas quiero felicitar a todos los que de una forma u otra colaboran para mitigar las carencias de quienes más lo necesitan. Muchas gracias.