Midas y Willy Toledo

Viernes, 27 Noviembre 2020 20:06

Después de haber visto los seis episodios de Los favoritos de Midas, una serie española de Netflix para televisión, protagonizada, entre otros, por Luis Tosar, Willy Toledo y Marta Belmonte, he recurrido a las opiniones de los espectadores para ver los comentarios vertidos.

La serie (un thriller moral) pretende ser algo así como una adaptación moderna del mito del rey Midas, envuelta en un chantaje que «los favoritos» le hacen al personaje principal (Luis Tosar), un empresario de éxito que ha heredado la presidencia de una multinacional.

El mito de Midas (rey de Frigia) forma parte de las Metamorfosis de Ovidio. Midas era uno de los personajes más famosos de la antigüedad, pues —según la leyenda— convertía en oro todo lo que tocaba, lo que le llevó a su propia destrucción, al no poder alimentarse.

Se dice que Midas era un rey muy poderoso, pero también muy codicioso, porque lo más importante para él era el oro. El rey, gracias a la ayuda de unos campesinos, logró encontrar a Sileno, una divinidad con forma humana, que había cuidado a Dioniso durante su juventud. El dios del vino había perdido a Sileno, y para agradecerle a Midas el que lo hubiera encontrado, le concedió un deseo. El rey solicitó que se convirtiera en oro todo lo que tocase, y el dios le concedió el deseo, pero su deseo se volvió contra él, pues cada ver que iba a comer o a beber algo, los alimentos que tocaba se convertían en oro fino y no le permitían alimentarse. A punto de morir de hambre, y arrepentido, pidió perdón a Dioniso, y éste accedió a retirarle el don, no sin antes pasar por un proceso de purificación en el río Pactolo (en la región de Lidia). Se sumergió en sus aguas y se desprendió de su antiguo deseo, que lejos de hacerle feliz, lo estaba llevando a la ruina y a la muerte.

La serie, que toma el nombre de este rey, nos presenta a Víctor Genovés (Luis Tosar) como un nuevo rey Midas, cuya ambición le hace sucumbir ante el chantaje de un grupo extorsionista. Sin embargo, yo no soy el más adecuado para hablar de una ambientación perfecta en el Madrid actual, de un relato original, de un suspense cautivador, de un encuadre y una fotografía óptimas, o de una interpretación magistral por parte de los actores, entre otras cosas porque yo soy un mero aficionado al cine, pero no poseo ninguna formación ni experiencia en cuestiones cinematográficas, por lo que me limitaré a decir que la serie me ha gustado, me ha parecido entretenida y que los actores lo hacen a mi juicio muy bien. Pero, como decía al principio, he recurrido a las opiniones de algunos espectadores, para ver su veredicto y, como pasa a menudo, a los comentarios favorables y magníficos, se unen algunos detractores, que no ven nada positivo y se dedican a despotricar contra todo y contra todos.

Cada uno, desde luego, puede tener su opinión, su juicio, vivimos en un país libre y cada uno puede pensar lo que le parezca más adecuado, pero lo que no me parece justo, es que se critique a un actor como Willy Toledo, y que se mezcle su posible valía interpretativa con su militancia política y su hostilidad religiosa, aunque ya sabemos que él es el primero en desvariar y en no dejar títere con cabeza. Y como «para muestra un botón», como dice el refrán, aquí dejo un par de opiniones: «Empecé a ver la serie porque no sabía que actuaba Willy Toledo. En cuanto le vi en la pantalla de mi casa, vomité y apagué el televisor. Además, me imaginé que podía correr el riesgo de ver a Barden o a su madre en siguientes episodios. Vaya sueldazo le han debido dar al bueno de Luis Tosar para que haya admitido compartir guión con un ser tan despreciable como éste». «La presencia de Willy Toledo es suficiente razón para poner la 1ª. No puedo entender cómo le pueden dar trabajo a ese sinvergüenza. Por lo demás, serie del montón, para tenerla de fondo en casa».

Respecto a su manera de proceder, puedo decir que, por mucha razón que tenga Willy Toledo en su militancia política, o en sus críticas hacia lo religioso, mi opinión particular es que las formas que emplea lo pierden y le restan esa posible credibilidad que puede tener. Su beligerancia no es, desde luego, algo que sea santo de mi devoción, porque creo que debemos ser respetuosos, si queremos que los demás nos respeten también a nosotros; pero por otra parte tampoco entiendo ese odio visceral y patológico hacia determinados actores o hacia aquellos que, como suele decirse, no tienen pelos en la lengua y hablan claro. Y también me parece que, aunque su forma de actuación choque «in extremis» con la hipocresía que existe en todo lo político y religioso que él critica, son formas de actuación diferentes; y nunca esa falsedad sibilina, empleada por determinados políticos de primera línea o por algunos prelados influyentes, es mejor que sus palabras subversivas.

Dicho esto, mezclar ese fervor incendiario de Willy Toledo, con su profesión de actor, y decir: «no sé cómo pueden haberle dado trabajo a ese sinvergüenza» me parece completamente desproporcionado, y me hace pensar que no son mejores esas opiniones que las del propio Toledo que tanto criticamos.


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Modificado por última vez en Viernes, 27 Noviembre 2020 17:08
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