Nuevos señores feudales

Lunes, 16 Noviembre 2020 09:57

Pfizer, Johnson &Johnson, AbbVie, Novartis, Sanofi...son denominaciones de multinacionales farmacéuticas que en estos días se esfuerzan, a través de los Medios y con su poder de chantaje, para que sus nombres nos vayan sonando, les invitemos a que se sienten a nuestra mesa, formen parte de nuestras conversaciones, tomemos partido y confiemos en ellas, deseemos su existencia y esperemos impacientes sus milagros. Con sus 1,43 billones de dólares de negocio previsto para este año 2020 (aciago para tantos, y maldecido por casi todos) hacen subir las Bolsas a su antojo y, presionados, hacen doblegar toda cerviz a cualquier Estado que se precie (cuanto ni más a sus políticos). Porque a ver quién es el guapo, o la guapa, que con la que está cayendo se atreva a no adquirir por adelantado sus dosis salvadoras. Quizá pase como como cuando la gripe A pero...eso queda muy lejos.    

Conservo entre mis papeles desordenados (nada parecido al estudio de Vicente Andrés Estellés que en una ocasión visité) un recorte de los noventa de una revista MUY INTERESANTE, con un artículo firmado por P. J. Blumenthal (americano de NY/1947) en el que ya adelantaba “claras señales de un nuevo feudalismo. Cada vez más hay más Estados pequeños, las multinacionales dominan el mundo y se está creando una elite (sin acento) de sabios que conducirá a la mayoría hacia la servidumbre”. Se basaba en avances de sociólogos y economistas de aquel entonces. Las Multinacionales, claro, señalaba en la entradilla del reportaje, “serán los nuevos señores feudales”, siendo el titular ¡QUE VUELVE LA EDAD MEDIA! (Añadiría yo de mi cosecha que “entre las cuales, en 2020, las multinacionales farmacéuticas llevarán la voz cantante”).

Usted y yo abocados a ser (más) carne de servidumbre, en un Estado huevón con diecisiete Autonomías y con un Rey Emérito, amigo de lo ajeno, trapicheante, vasallo a su vez, huido a alguna de las fortalezas que se auto-construyen para encontrar seguridad, protección, impunidad. A cambio de una “seguridad para siervos” frente a un virus real o ficticio, surgido o creado, expandido o cercado, nos exigen obediencia, conformarse, dejarse extorsionar, asumir el pillaje, quedar a su merced. Así me parece se va configurando el feudalismo del siglo XXI.

Como viene ocurriendo en el país modelo de las Democracias todas, “las gentes se alegran por tener, todavía, trabajo y apenas se quejan si sus gobiernos recortan sus prestaciones sociales. También en Europa hay cada vez más parados que aceptan condiciones inferiores a las de cualquier convenio”. ¿Nos suena? Bueno, pues si esta afirmación es de los años 90, imaginemos hoy, y en adelante, lo que nos espera. La coartada del momento es un virus invisible (o visible solo al microscopio) que deja, eso sí, evidenciados sus efectos. 

Observo como, por ejemplo, en la enseñanza pública, cada día los nuevos siervos docentes tragan con carros y carretas renunciando a lo conquistado, y asumiendo lo que haga falta. Les vale _pareciera_ con que un Concejal del ramo les dore la píldora con halagos falsos en un artículo de opinión en EL ECONÓMICO. El espectáculo de renuncias, y a la vez, de asumir con gusto las ocurrencias, es aleccionador. En la sanidad pública, cualquier día, los galenos y galenas, humillados en sus condiciones, se verán obligados a poner sus viviendas y herramientas (quienes las tengan) para atender pacientes en desahucio sanitario; y de su escaso salario, deberán pagar sus protecciones y demás. Si hablamos de las Administraciones públicas en general...

No sé. Quizá la melancolía, o la rabia, o la resignación, o la desesperanza, en este noviembre de 2020, me ha traído a la mente “LA AURORA”, de Federico García Lorca. Y no sé el porqué. Pero se me acaban las palabras.


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Modificado por última vez en Lunes, 16 Noviembre 2020 10:17

 

 

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