Mala suerte

Viernes, 13 Noviembre 2020 20:10

Dicen que las cosas de palacio van despacio, gran verdad. A principios de abril del año pasado la Asociación de Patrimonio Industrial del Puerto de Sagunto solicitó a la Conselleria de Cultura que incoara el expediente correspondiente para declarar el Alto Horno Bien de Interés Cultural. Este pasado miércoles, 11 de noviembre, se publicaba en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana la resolución que daba luz verde a dicha incoación. O sea, ha pasado más de año y medio, pero ahora, después de publicarse esa resolución, es cuando verdaderamente empieza la cuenta atrás. Todavía faltan, en el mejor de los casos, 15 meses hasta que dicha declaración se haga efectiva, aunque puede ser mucho más tiempo. No perdamos de vista que, en teoría, la Conselleria de Cultura tenía un plazo de tres meses para responder, desde que la APIPS presentó la solicitud en el registro de entrada, y han tardado más de año y medio, es decir, que los plazos marcados por la propia normativa, son, mas que otra cosa, a título orientativo.

También es especialmente significativo que haya tenido que ser una asociación la que solicitara la declaración de BIC, en lugar del Ayuntamiento de Sagunto o la propia Conselleria que podría haber procedido, de oficio, a la incoación del expediente, sin necesidad de que nadie lo solicitara. Todo esto, en todo caso, pone de relieve lo olvidado que está el patrimonio industrial de Puerto Sagunto, que no se circunscribe sólo al Alto Horno, tenemos la Nave de Talleres, la Gerencia, la Nave de Efectos y Recambios, que algún día será el museo y la sede del archivo histórico industrial si, de aquí a entonces, queda algún documento en buen estado, porque la forma en que se guarda toda esa documentación, en el interior del edificio del futuro museo, no es precisamente la más adecuada para su conservación.

Es verdad que el Ayuntamiento de Sagunto tiene muchos frentes que atender, también es cierto que los recursos son limitados, pero, como he dicho en alguna ocasión, todo depende de la voluntad política. La pasada legislatura fue nefasta para muchas actuaciones, pero para aquellas que le interesaron al anterior alcalde, el nacionalista Francesc Fernández, sí que hubo voluntad política y fondos públicos, véase, por ejemplo, la declaración de la Montaña de Romeu como Paraje Natural o la recuperación de la fortificación del Grau Vell, con el agravante de que, tanto para una como la otra, había que contar con el concurso necesario de la Generalitat y de Costas; pero, cuando se pone interés de verdad, todos los obstáculos se vencen. Frente a ese ejemplo de dinamismo, vemos como languidece el patrimonio industrial del Puerto. Es lo que les pasa a los hijos adoptivos.


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