La visita

Viernes, 30 Octubre 2020 19:08

Me alegró que mi Presidente visitara el Vaticano, y que tuviese una entrevista más o menos cordial con el Papa. Me parece natural que se visiten y hablen, pues de sobras sabemos que tienen muchas cosas que decirse, aunque tengan otras tantas que callar.

Como no nos cuentan de qué hablaron, aquellos que somos curiosos no tenemos más remedio que imaginarnos de qué trataron y cuál fue el tema principal de la conversación.

Yo me imagino que Pedro Sánchez, teniendo en cuenta la actitud dialogante de este Papa tan bueno y consciente, que conoce los problemas que padece nuestro país, aprovecharía esa predisposición para decirle que España necesita, urgentemente, realizar un esfuerzo sanitario colosal, porque acabamos de descubrir que la sanidad privada pasa de pandemias y de los problemas del país, que nos han dejado solos, y, que hemos descuidado tanto la sanidad pública, que no damos abasto y está a punto de colapsar.

Yo, Presidente, aprovecharía que este Papa sí que está por la gente que sufre y padece privaciones, y que se muestra humano, para pedirle que sea generoso. Por ejemplo: Que aceptase por las buenas que los 18.000 catequistas que dan clases de religión dejen de hacerlo cobrando del Estado, y, que el dinero ahorrado, más de 900 millones de euros, se emplease directamente para tapar los agujeros de la Sanidad Pública.

Así, de paso, me quitaría de encima a las gentes de Podemos y de mi propio partido que me presionan para que alivie y mejore el currículum escolar sacando la religión católica de los colegios públicos, que para eso ya están los colegios católicos, y, así, de paso, justifico que no entren también la musulmana, la anglicana, la metodista, la ortodoxa… y también les tapo la boca a los ateos que cada vez están más mosqueados. Y se lo diría más o menos así, porque además de ser un Papa progre, entiende nuestro idioma y conoce sus matices, lo cual siempre es una ventaja para comunicarse con él.

Con eso, de momento, ya daría yo por bueno el viaje, dejando para otras ocasiones temas tales como retomar aquel compromiso para autofinanciarse la propia Iglesia, cuando se vio que el espíritu de la Constitución no permitía que un estado, declarado laico, financiase a la Iglesia Católica o a ninguna otra confesión; o el tema de cómo restituir al estado el producto de las inmatriculaciones, el IBI, etc,

Si contamos con la generosidad, no solo del Papa, sino del conjunto de la Iglesia, apelando a su proverbial desapego de los pasajeros bienes de este mundo, se podrán resolver muchos problemas. Supongo que este habrá sido el tema de conversación, y espero que, quizás, veamos pronto sus resultados.


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