Asumpto de Caballerías

Martes, 01 Septiembre 2020 18:15

Comenzaba mi andadura en esta ventana comarcal porteño-saguntina, abierta al mundo, un 27 de mayo de 2013. Es decir, que este primero de septiembre de 2020 será la octava vez en que nos reencontramos después de un verano en esta sede digital de EL ECONÓMICO. Como cada retorno deseo larga vida al mismo, y a todos y todas los que me leen; salud y vida libre de COVID. Mi última columna, el 23 de julio, cuando faltaban 40 días para iniciarse el curso escolar 2020-21, dejaba tres posibilidades como situaciones que podrían darse al regreso de las vacaciones. Ya tenemos el resultado. Se ha despejado la duda.

La primera de las opciones es la que se ha impuesto. Pese a cómo ha evolucionado la pandemia, y las plagas que lleva paralelas, es la que ha triunfado (no era difícil de imaginar). Como está ahí mismo, quien lo desee, puede releer dicha columna. Me resta mostrar mi gratitud a las 256 personas que después de comprenderla (no puedo saber el número) accionaron el «ME GUSTA». En resumen: vuelta a las aulas para todos y todas. ¡Y qué vuelta, sin revuelta!

Incidir en lo mismo sería contribuir a la saturación que se nos cuela por doquier. Quizá interese ese machaqueo para que las ramas no nos dejen ver el bosque; o que el huracán/colapso/cataclismo social que se nos viene encima nos pille desarmados de ideas, argumentos y organización (o que ya está aquí en sus primeros remolinos). Y sin embargo se hace necesario estar atentos porque esto no ha hecho nada más que empezar, y se hace tremendamente difícil vislumbrar la evolución y el final. Si será a mejor, o a mucho peor. Cuando el Capital tiene problemas, suelen ser traumáticos sus zarpazos para poca chicha. Le era necesario al engranaje, pese a todo, que los niños y niñas tuviesen que volver a una Escuela cada vez más alejada de lo que fueron las ilusiones y luchas por dignificarla. Por su existencia. Por su necesidad para los más desprotegidos. Siempre creí que el Derecho a la Salud y la Seguridad (inseparables) estaba por delante del Derecho (irrenunciable) a la Educación. Sin salud, o cuando está en serio peligro...Y no me estoy refiriendo solamente a la física, sino que también a la mental. No quisiera que mis nietos, y ningún niño o niña, tuviesen que vivir la tesitura escolar en que los han colocado, y que ya ha comenzado antes del día 7 en la CV, llena de instrucciones, aleccionados, precauciones y temores... Si callan y están resignados, es porque...Muchos responsables ganan, pero espero que el devenir se lo demanden.

Y en esta “reencontré” no quiero extralimitarme mucho más de las quinientas palabras, y digo citado: “Cuando don Quijote se ve en la campaña rasa, libre y desembarazado de los requiebros de Altisidora, le pareció que estaba en su centro y que los espíritus se le renovaban para proseguir de nuevo el ‘asumpto’ de sus caballerías, y volviéndose a Sancho le dijo: «La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombre». (De la Introducción a la edición conmemorativa, en el cuarto centenario de “EL INGENIOSO...”). Suerte.


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