Los respiradores

Viernes, 31 Julio 2020 19:07

Leo en Eldiario.es que el Congreso de EEUU ha recibido una carta firmada por más de 300 ingenieros, químicos y biomédicos reclamando el derecho a reparar los equipos médicos. Estos profesionales, la mayoría de ellos trabajan en hospitales como técnicos, se quejan de que no tienen acceso a la información detallada de las máquinas a su cargo y acceso directo a las piezas de repuesto y el software necesario. 

Se quejan, de que, en EEUU, en estos días convulsos, cuando han tenido y siguen teniendo problemas con un respirador, en muchos casos se han quedado sin poder utilizarlo hasta que ha llegado el técnico de la casa y este, después de diagnosticar, no puede reparar hasta recibir la pieza de repuesto. Así va el negocio, pero en estas cuestiones lo importante es que hay muchas vidas de por medio.

Las empresas fabricantes de maquinaria aducen que se trata de una cuestión de seguridad, pero estos profesionales acompañan su escrito con las conclusiones de un amplio estudio realizado en 2018 por la Organización de Medicamentos y Alimentos de EEUU en el que se concluye que la calidad y seguridad de las reparaciones realizadas por estos técnicos era similar a la que ofrecían los expertos de las compañías, aunque con ahorro en tiempo de parada y con un coste menor.

Carecer de piezas de repuesto y de información acerca de los aparatos pone muchas vidas en juego, además de favorecer el efecto perverso de estar pagando una especie de “alquiler” por una máquina que has pagado y es de tu propiedad. Por eso denuncian que estas compañías están creando monopolios para acabar con la competencia, al igual que cuando compras una impresora muy barata y luego descubres que solo admite cartuchos de su propia marca, mucho más caros y que se gastan con rapidez.

Concluyen de que se trata de un negocio engañoso en el que no se acepta la doctrina de la venta: “Las compañías deben ser honestas y cobrar los costes desde el principio, pero después se debe respetar el derecho del comprador a poder reparar su producto como quiera. Si no -concluye- es vender algo para seguir cobrando alquileres después.”

La próxima semana hablaré de la “obsolescencia programada” pero ahora quiero poner el dedo en otra llaga infame que nos toca sufrir con cualquier aparato que compremos: en primer lugar: la garantía. El Comercio vendedor te remite a la “Casa” y esta parece que esté en la nube. Después de cumplirse la garantía, al día siguiente, cualquier problema, por nimio que sea, solo tiene una posible solución: tirarlo a la chatarra y comprar otro. A eso le llaman “modernidad”.

¿Algún partido ha presentado alguna iniciativa acerca de este tema?


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