Verano en Puerto de Sagunto

Viernes, 31 Julio 2020 19:06

El otro día vino a visitarme mi amiga Marta, tuve que ir a recogerla a la estación de Sagunto porque el Cercanías sigue sin llegar al Puerto. Hacía mucho tiempo que no la veía y tenía ganas, me contó que en su empresa habían cerrado durante el Estado de Alarma pero que gracias al ERTE había cobrado el sueldo casi completo. Nunca había estado en mi pueblo y me hacía mucha ilusión que viniera a visitarme, aunque este verano será diferente, el placer de reencontrarse con viejas amigas siempre es reconfortante. “¿Te gusta mi casa?”, le dije. “Sí, es muy bonita, aunque el barrio es un poco… Extraño”. “¿Extraño?” Me quedé por unos segundos pensando en qué había querido decir por extraño, pero preferí preguntárselo directamente: “¿a qué te refieres?” Marta me quiso decir con cierta delicadeza que mi barrio está degradado, pero eso lo sé perfectamente, y no es que mi barrio esté degradado, es que mi pueblo está degradado. La falta de mantenimiento y limpieza de las calles es muy evidente y nos hemos acostumbrado a vivir en este entorno, pero para quien viene de fuera es muy llamativo, no es la primera vez que me dicen algo así. “Bueno, después iremos a visitar alguna zona más bonita, pensé”. Por la tarde fuimos a la playa y eso sí que le gustó mucho a mi amiga porque, la verdad, tenemos una de las mejores de la costa valenciana, con mucho espacio y agua clara. Después fuimos a tomar un helado artesano que le encantó y dimos una vuelta por el paseo. “Vaya, veo que esto también está descuidado”, me dijo. Pensé que mi amiga era muy crítica, demasiado, la había invitado a mi pueblo y no hacía más que quejarse, pero entonces llegamos a la Plaza de la Concordia y no pude más que darle la razón. Un paseo que se cae a trozos, una plaza vacía que parece un solar y en la que bajo el sol de julio es imposible estar. Nuestra playa de arena fina, dunas vivas y agua limpia no se merece este entorno.

Por la noche estuvimos hablando del pasado industrial del pueblo y le interesó mucho toda su historia así que le ofrecí que al día siguiente diéramos un paseo por el complejo industrial. Vimos la Gerencia… Medio abandonada. Pasamos por al lado del Economato… Abandonado. Fuimos al Museo Industrial… Cerrado. Pasamos por la Nau… Cerrada. Tuve que dar muchas explicaciones sobre por qué tenemos uno de los patrimonios industriales de la Comunitat y a la vez no se puede disfrutar de prácticamente nada, una cadena de errores y promesas sin cumplir que sufrimos vecinos y vecinas del municipio y visitantes. Nos tuvimos que conformar con ver el Alto Horno, algo es algo. De nuevo, volví a pensar que mi pueblo merece más. De toda la herencia histórica y cultural que tenemos nos tuvimos que conformar con ver una ínfima parte.

Lo que a mí me pasó con mi amiga Marta seguramente les suena, la experiencia de enseñar nuestro pueblo que produce una extraña mezcla de orgullo y vergüenza. Orgullo porque sabemos que tenemos un pueblo asentado en un entorno privilegiado, cerca del mar y de la montaña, con la Marjal dels Moros al lado y la capital a pocos kilómetros, un pueblo con historia, cosmopolita, con todo tipo de servicios y habitado por gente amable y abierta. Vergüenza porque no luce como debería, porque todavía está muy pero que muy lejos de desarrollar todo su potencial, porque cada visita que viene me ruboriza por el estado en el que está todo. Llega el verano, periodo de descanso y reflexión, en septiembre veremos si se cumplen las promesas, cuesta creer en ello después de tantas decepciones. El verano de 2021 espero que sea muy mejor en todos los aspectos. Mientras tanto, para este les deseo un feliz descanso, con mucha seguridad disfruten tanto como puedan.


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