Aprendizajes

Viernes, 29 Mayo 2020 19:07

Si algo tienen de positivo las crisis, es que podemos, y también debemos, aprovechar de sus enseñanzas. De la crisis del coronavirus, aunque aún no esté resuelta, ya se pueden ir sacando algunas conclusiones de tipo general.

Una de las más claras y evidentes es, por supuesto, que necesitamos una SANIDAD PÚBLICA, con sanitarios bien pagados, capaz de enfrentar cualquier desafío. Todos hemos visto como la Privada se escabullía y se quitaba de en medio cuando podía, mientras que la Pública ha tenido que hacer esfuerzos titánicos, en muchos casos heroicos, para sacar este problema adelante. A mí me daría vergüenza, si se diese otra situación similar, que no se hubiesen corregido las deficiencias y el abandono contra el que han tenido que enfrentarse los sanitarios en esta ocasión, jugándose la vida y, lamentablemente, perdiéndola en demasiados casos. Tienen, por ello, desde lo más profundo de mi corazón mi aplauso y mi agradecimiento.

Otra evidencia: Tenemos pocas residencias para mayores, la mayoría de las cuales, son de gestión privada de residencias PÚBLICAS, o sea, un negocio para los amiguetes. La atención a mayores y a discapacitados jamás deberían abordarse como negocio, debería estar prohibido por ley. El resultado: decenas de miles de muertos. Otra enseñanza producto de esta crisis: los españoles hemos tenido que pasar mucha vergüenza por el tema de las mascarillas y EPIs. No tenemos una industria que cubra siquiera unos mínimos. Una cosa tan simple como unas mascarillas, algo que cualquier manitas en casa podía improvisar, nuestra deslocalizada “industria” ha sido incapaz de producirlas a tiempo: era para morirse (no de risa: de coronavirus) Ya no producimos ni palillos para los dientes. Más enseñanzas: cuando se produce una crisis importante, en cualquier catástrofe, en cualquier bloqueo, es muy necesario disponer de una infraestructura adecuada y bien organizada para abastecerse de productos de proximidad.

Eso no se improvisa, eso tiene que estar permanentemente en funcionamiento, con crisis y sin crisis. No voy a pormenorizar sus múltiples ventajas. Solo unas pistas: ahorro en gastos y tiempo en transportes; suelen ser de mejor calidad, sobre todo frutas y verduras, porque son del terreno y están cogidos en su tiempo. La fruta y verdura de temporada la ofrece la naturaleza donde y cuando toca: es más fresca, más sana, mucho más barata... y… ¡ojo! colabora a mantener la economía local.

Está claro que no está de más, sin pasarse, comprar aquellas cosas que necesitamos y que aquí no existen. En alimentación: té, cacao, café, panela… en esos casos tenemos una buena alternativa: la Tenda de Tot el Mon, en el Pasaje Moliner. ¿Cuándo entenderemos que podemos hacer algo útil y de justicia al Tercer Mundo utilizando el Comercio Justo y Solidario?


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