Necesidades

Viernes, 15 Mayo 2020 19:08

Estimados regidores del Ayto de Sagunto: Me dirijo a ustedes con el ánimo de colaboración que una situación tan anómala exige de toda la ciudadanía en momentos cruciales. Quiero felicitarles por el trabajo que están haciendo y por asumir el esfuerzo requerido para contender con este reto, teniendo que improvisar medidas y tomar decisiones ante un problema tan desconocido, como urgente e inevitable.

En horas aciagas, la especie humana siempre hemos sabido adaptarnos y sacar los mayores provechos de cada situación. En momentos como este es cuando mejor entendemos, la ciudadanía en su conjunto, algunas de las propuestas que están en el aire y que en tiempos de vacas gordas a nadie parece que le interesen; el ejemplo claro de esto es que hoy nadie se atreve a discutir que necesitamos una sanidad pública que lo sea de verdad, libre de parásitos y chupasangres. Una sanidad preparada y dispuesta para lo que pueda venir, dedicada a la salud y no al negocio de la salud.

A nivel municipal hay también mucha labor para hacer y quiero creer que ustedes que gobiernan y toman decisiones son conscientes de ello, pero como todo grano hace granero, quiero hacer mi modesta aportación. Ya en alguna otra ocasión escribí sobre este mismo tema, pero era en tiempo de vacas gordas y nadie hizo caso. Quiero pensar que esta vez voy a tener más suerte.

Se trata de los urinarios públicos. En este pueblo en la práctica no existen, y ello por dos razones: una, porque hay muy pocos, y dos, porque esos pocos son un asco. Que siempre haya sido así no es excusa, porque NUNCA ha debido ser así. No es de recibo que, en un país, servicios públicos tan necesarios se hayan dejado a cargo de bares y restaurantes, no es de recibo y no lo ha sido NUNCA. Hemos tenido épocas en que pareciera existir una carrera a ver quién hacía más rotondas y quién le ponía más chorradas en su centro, y, nunca, hubo presupuesto para un solo water público.

Hoy la pandemia ha venido a poner muchas cosas en su sitio. Una de ellas esta: desafortunadamente, bares y restaurantes van a ser de los servicios más castigados por el virus y, de paso sus usuarios; los ciudadanos paulatinamente vamos saliendo a la calle, pero los bares siguen cerrados. El sabio vocabulario popular denomina a eso de cagar y mear como hacer las necesidades. Pues bien, hoy no tenemos dónde hacer las NECESIDADES. El ciudadano, si le pilla un apretón por la calle, o revienta o invade una peluquería, una tienda, o le toca el timbre a un amigo. Esta pandemia, además de nuestra paciencia, está poniendo a prueba nuestros esfínteres.


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