Decía un refrán universal, y dice, que “Tiempos de grajos, pueden más los de arriba que los de abajo”. Aplicado a la Educación en su más amplio sentido, y en particular a la Enseñanza, es de constatación evidente. Están pudiendo más las empresas (tecnológicas sobre todo, y editoriales digitales), los ministerios (da casi igual el color), las consejerías (esos pequeños reinos de taifas pedigüeños), los “gurus” (con deseos irrefrenables de abandonar las aulas), las academias (negocios sin escrúpulos), los medios (la voz transmisora de sus amos, con los que comparten ganancia), los tertulianos (escogidos para el “cometarro”)... que los supuestos beneficiarios a los que van dirigidas ambas, y por el que tanto “desvelo”, dicen, todos aportan. Pierden los alumnos y alumnas en la enseñanza obligatoria y pretendidamente pública. Por supuesto, en la universitaria, convertida ya en la “cuasinada” del conocimiento, y en la “cuasitodo” del espíritu de empresa.
En general, los sistemas educativos de la inmensa mayoría de los países pasan por el momento de mayor degradación. No casual. Un muerto que arrastran los Estados (o lo que queda de ellos). En el que figuramos como ciudadanos de pleno derecho (que dicen) no somos excepción. Seguimos las reglas de los grajos. Sus pretendidas reformas (batimos récords) para su actualización, y anunciadas como democratizadoras, solo han hecho (también las progres), vistas con perspectiva, que llevar el caos a las aulas y los centros de enseñanza. La desorientación es manifiesta, pero alguien se frota las manos. El analfabetismo funcional, pese a los años de escolarización, es el resultado. Solo hay que ver escritos, y expresiones orales en una entrevista de respuesta fácil.
La pregunta es si pertenece al terreno de lo ineludible debido a los cambios experimentados por la Sociedad, y por ende reflejo en la Enseñanza (que siempre debió ser pública, laica, única y gratuita), o más bien responde a los patrones de un “asesinato premeditado”, con el que, mientras llega definitivamente, se aprovecha para toda clase de negocios.
Si su fin, y surgimiento, como Institución deseada y respetada (pese a las intenciones de intentos de control y reproducción del sistema imperante), nació cuando los de abajo presionaban a los grajos para que fuese un lugar de transmisión de saberes comunes, de conocimientos compartidos, de socialización y contacto humano, caminamos a pasos agigantados a la sustitución de aquellos por criterios de rentabilidad, producción, de cicatería. De momento, tienen que dar un servicio de aparcamiento básico para que los productores y las productoras puedan trabajar y “hacer sus cosas”. En días pasados, como consecuencia de una pandemia, y de las necesidades de producción de los que dirigen el cotarro, se les ha visto claramente el plumero de sus intenciones, por boca de la ministra española del ramo, en la planificación de “la desescalada”. Por supuesto, de sus necesidades electorales: se podrán aparcar en los centros educativos niños y niñas de....Lo de la Fp Dual, ya...es descarado.
Vivimos días frenéticos (aprovechando que un bichito indomable pasaba por aquí) en la introducción en la enseñanza de un mercado apabullante, y muy lucrativo, además de control social, de materiales e instrumentos informáticos, programas, técnicas “a distancia”, inclusivo y compensador, dicen, de los que una parte (nada despreciable) de docentes obedientes se afanan en ser los primeros en ganarse los favores de los grajos, llenos de miedo, y sin respuesta. Más bien aceptación y colaboración, aportando sus medios básicos gratuitamente, y su disponibilidad horaria. Total, para nada. No bastaba con parecerse (los centros escolares) antes del catorce de marzo, en “mercadillos y bazares” de productos “todo a cien” (bueno; “todo a euro”).
Nos llamarán a algunos “detractores reaccionarios”, mientras otros se autocalifican de “progresistas a la última”. Lo que no saben es que, cada vez más, estos últimos, son la avanzadilla, por resumir, del FMI y de las organizaciones de grajos locales. De los deseos de los progenitores, usuarios y contribuyentes, ya si eso, en otra columna, una vez desescalados en fase 2.
