Conciencia colectiva

Viernes, 03 Abril 2020 19:06

Seguimos inmersos, a pesar de los esfuerzos de la población por salir adelante, en esta crisis que nos tiene recluidos y que cada vez se cobra más vidas. China ha salido ya del bache, y otros países asiáticos como Singapur, Japón o Corea del Sur parece que, a pesar de tener también fallecidos por el Covid-19, lo controlan todo de una manera más efectiva que en Europa.

¿Tiene esto algo que ver con el hecho de que cada uno de nosotros, aquí en Europa, pensemos sólo en nosotros mismos y no en los demás? Posiblemente. ¿Los países asiáticos han salido ya de la crisis, o están en vías de salir, por su conciencia colectiva? Seguramente.

El individualismo está más arraigado en Europa y en Occidente que en los países asiáticos, quizá porque aquí está más desarrollado el neoliberalismo y todo lo vemos desde una óptica diferente; y no sé si esta pandemia, que nos hace ser tan solidarios ahora, cuando haya pasado, no nos devolverá a nuestro estado inicial. Ojalá esto nos sirva de lección y no nos arrebate la solidaridad.

El capitalismo es un régimen político que también se encuentra extendido entre numerosos países orientales, pero la conciencia colectiva allí no es la misma, y el concepto de sociedad, así como las políticas sociales, están más arraigadas en todos esos países que en Europa, entre otras cosas porque están acostumbrados a ser menos anarquistas que nosotros, más metódicos y más disciplinados.

Se me antoja que si de algo nos puede servir esta crisis es, precisamente, para darnos cuenta de que no podemos seguir así, de que entre todos podemos salir más airosos ante cualquier situación negativa, que si luchamos cada uno sólo por lo suyo sin que nos importe lo de los demás, y que la Naturaleza tiene sus mecanismos para contrarrestar cualquier anomalía o cualquier injerencia del ser humano sobre ella.

Precisamente, al hilo de esto último, en una entrevista del pasado día 22 de marzo de Jordi Évole con el papa Francisco a través de Skype, el papa le comentaba al periodista que «Dios lo perdona todo, nosotros perdonamos a veces, pero la Naturaleza no perdona nunca». Eso lo podemos ver, sin ir más lejos, en los canales de Venecia, que están ahora más limpios que nunca y con peces, o en los ríos, que circulan también más transparentes. Si en poco más de dos meses, que hemos rebajado la contaminación, al circular menos coches por las calles y al disminuir los humos y los vertidos de las fábricas, se ha producido una regeneración así, es porque hace falta muy poco para que la Naturaleza nos sonría también cuando la tratamos bien.

Pero voy a incidir en algo diferente, aunque relacionado con lo mismo. Creo que lo importante en estos momentos es la lucha por eliminar el virus que nos agrede, y para ello hemos de poner todos los medios a nuestro alcance para erradicarlo. Eso es lo fundamental y no que andemos enfrascados con críticas, réplicas y contrarréplicas a determinadas actuaciones gubernamentales, que seguramente se hacen con la mejor voluntad, pero que a veces no son las más acertadas. Sin embargo, estas críticas no sirven para nada, porque demuestran que en lugar de intentar apoyar todas las iniciativas positivas nos dedicamos a lo contrario, y ya va siendo hora de que nos miremos un poco en el espejo de los países asiáticos para dejar a un lado nuestra incesante individualidad.


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