Cuando recortar sale muy caro

Viernes, 27 Marzo 2020 19:06

Como cada día a las 20 horas salgo a la terraza de mi casa para aplaudir a todas las personas que están en la primera línea de la crisis sanitaria. Personal sanitario, de supermercados, de limpieza, transportistas, etc. Todos y todas merecen nuestro máximo reconocimiento por estar cuidándonos mientras las personas que podemos nos quedamos en casa. Saliendo a las terrazas y balcones, asomándonos por las ventanas, nos hemos conocido y nos hemos reconocido. Hemos visto por primera vez a personas que viven en nuestra misma calle y en las que nunca nos habíamos detenido en el ajetreo de nuestra vida diaria. Y nos hemos reconocido como comunidad, porque sabemos que este virus solo lo paramos si nos mantenemos unidas, que nos quedamos en casa por nosotros pero también por las demás. Porque el cuidado mutuo hoy es más importante y visible que nunca. Los cuidados, habitualmente feminizados, son los que sustentan la vida y el mundo en el que vivimos, en condiciones normales no se ponen en valor, pero ha tenido que venir una pandemia mundial para que nos demos cuenta, espero que cuando todo acabe no nos olvidemos.

Además, para el sustento de los cuidados son imprescindibles los servicios públicos, porque lo público no se pone de perfil, lo público no duda a la hora de cuidar a todas las personas independientemente de su condición, independientemente de sí es rentable o no. En el inicio de la crisis, mientras los hospitales privados derivan a los pacientes de COVID-19 al sector público, este ha tratado y cuidado a todo el mundo y sus maravillosos profesionales han hecho todo lo posible por atender a todas las personas en las mejores condiciones posibles, pese a muchísimas dificultades. Incluso en pleno Estado de Alarma y con la medida que pone los recursos de la sanidad privada al servicio de la pública ya en marcha, hay centros privados que han recurrido a la pillería de obligar a su personal a cogerse vacaciones para vaciarse de recursos humanos y ahorrar lo máximo posible. Es así amigos y amigas, el negocio mira por el negocio, especialmente cuando hablamos de las grandes empresas de gestión de centros sanitarios y de mayores que han maniobrado por maximizar sus beneficios a costa de lo que fuera.

Ahora, de aquellos polvos vienen estos lodos. El desvío sistemático de recursos a la sanidad privada y recortes en la pública tiene un coste muy alto y no tenemos que olvidarnos nunca jamás de quién utilizó un sector tan fundamental y crítico como el sanitario para jugar a ser Chicago Boy y experimentar con formas de liquidación del sector público; el PP y su escisión, Vox. En estos momentos tan críticos, sobra más que nunca la antipolítica, ‘el todos los políticos son iguales’. No, no todos son iguales. No todos están gestionando la crisis igual. La Comunitat Valenciana anunció la construcción de tres hospitales de campaña el 19 de marzo, con 921 casos confirmados, para evitar el colapso del sistema sanitario; la Comunidad de Madrid planteó que iba a habilitar IFEMA como hospital de campaña un día después, el 20 de marzo, con 7.165 casos confirmados.

Diferencias. En la Comunidad de Madrid 500 niños y niñas con beca de comedor reciben comida rápida de pésima calidad nutricional para alimentarse. En la Comunitat Valenciana (58.925 becados y becadas) tienen un bono para poder comprar alimentos saludables en el supermercado. Más diferencias. A Díaz Ayuso se le ha ‘perdido’ el avión que traía material sanitario, mientras el gobierno valenciano ya ha recibido buena parte de su adquisición de material y lo ha distribuido por los centros sanitarios. Eso sí, lamentable por igual que, fruto de la deslocalización, nuestra capacidad productiva esté aniquilada y tengamos que comprar todo el material a China, la fábrica del mundo.

Yo, particularmente, estoy un poco más tranquila porque el gobierno del Botànic me cuida. Con muchas cosas por hacer o mejorar, errores y aciertos, por descontado, pero avanzando en políticas sociales a paso firme y valiente. La suspensión del pago del alquiler de vivienda pública y moratoria en los locales comerciales propiedad de la Generalitat, 300 millones para ayudar a las familias más vulnerables y 57 millones para quien ejerce trabajo autónomo, la celeridad en la intervención de las residencias privadas de mayores o la construcción de más infraestructuras sanitarias, un protocolo para que las personas enfermas puedan hablar con sus familiares para humanizar la enfermedad y acompañar en la muerte y el duelo. Y muchas más políticas que vendrán para seguir construyendo el escudo social que nos ayudará a aliviar los efectos de esta tremenda crisis que seguro, superaremos entre todas y todos.


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