No a la eutanasia

Viernes, 28 Febrero 2020 19:16

Desde siempre he manifestado estar en contra de que se le pueda quitar la vida a otro ser, aunque no haya nacido y esté creciendo en el seno materno. Es decir no rotundo al aborto. Y hoy, siguiendo con el mismo criterio, quiero manifestar mi desacuerdo con la nueva ley que, al parecer, va a legalizar la eutanasia, es decir, que se pueda asesinar o facilitar un suicidio, aunque se aplique con el consentimiento del paciente. Será no sólo una ley inmoral e injusta, sino que dañará a las personas, las familias y la sociedad. Muchas veces es hasta comprensible que en determinados estados temporales (un mes, dos, tres…) de depresión, sufrimiento, etc. una persona opte por el suicidio ¡siempre ha habido suicidas!, pero con la legalización de la eutanasia se les da vía libre para que solicite acabar con su vida, aunque en ese momento no sea consciente de lo que pide. Pero, una vez realizada, ya no podrá arrepentirse porque estará muerta.

Me da miedo pensar si esto de poder quitar la vida a una persona –al principio en determinados supuestos y luego ya más generalizados- no estará motivado porque todos los datos advierten que los gastos en sanidad crecen al aumentar la población en edad avanzada, que sufre enfermedades crónicas complejas o una demencia senil, Alzheimer, etc, cuando saben que las pensiones no alcanzan, y que cada vez hay menos jóvenes para trabajar. Y me pregunto: ¿la eutanasia no será una medida fácil para cuadrar el presupuesto público, sin aumentar los impuestos?

El doctor Marcos Gómez Sancho, que lleva casi treinta años ejerciendo su profesión en un centro de Cuidados Paliativos para pacientes terminales, decía en una entrevista que en esos años ha atendido a cerca de 25.000 personas, que al llegar al centro están desesperadas y piden que se acabe con su vida, pero al empezar a aplicárseles los cuidados paliativos y desaparecerles los dolores, ya no lo hacen. Eso sí, él dice y yo comparto su decisión de que, si es preciso, en caso de extrema gravedad, en pacientes terminales, incurables, se les quite el sufrimiento con una sedación paliativa, con la que al enfermo no se le quita la vida en cinco minutos con una inyección letal, sino que se le evita que sufra mientras le llega la muerte por su enfermedad.

La triste realidad es que en España hay 120.000 enfermos que necesitan cuidados paliativos y no los reciben más que la mitad, porque no hay suficiente centros. Ese debe ser el objetivo de nuestra sociedad: Cuidados paliativos para todos los que lo necesiten. Seguro que si esto se consigue nadie pensará en la eutanasia como remedio a sus males.


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