De soberbias

Jueves, 31 Octubre 2019 20:10

La Real Academia define soberbia como el apetito desordenado de ser preferido a otros. La palabra va asociada a la altivez, engreimiento, presunción y petulancia.

He consultado el diccionario harto ya de oír a más de un@ referirse “al coletas” como un sujeto soberbio. Si esto lo dicen por ceñirse a la definición principal puede que tengan razón porque el hombre, al igual que otros, intenta ser preferido a otros y que le voten a él. Por las palabras asociadas ya no lo veo tanto porque lo conozco mediáticamente desde hace bastantes años y jamás me ha dado la sensación de padecer esos defectos. A decir verdad tampoco le he visto muy modesto, esa cosa no cuadraría con su personalidad y quedaría falso.

Le sigo desde hace años, desde que empezó a hacer entrevistas en LaTuerka, y, desde entonces, me consta que Pablo es un tío soberbio. Y no solo soberbio en su formación académica como profesor de Ciencias Políticas, sino también brillantísimo. Además, tiene una soberbia formación enciclopédica que le permite realizar entrevistas de altura a científicos, filósofos, historiadores, etc, en unos manos a manos soberbios, al más alto nivel. En las soberbias entrevistas realizadas en su programa hace lo que los buenos y honestos periodistas deben saber hacer: no ponerse por encima de sus entrevistados y sacar lo mejor de ellos. Vamos, que no era ni es un Ferreras, está mucho más cerca de ser un Gabilondo.

Hay, además, otra cosa en la que también resulta soberbio: maneja con fluidez y soberbia soltura los idiomas italiano e inglés y se apaña bastante en algunos otros más. A mí eso me da tanta envidia cochina que hasta llego a entender que cueste perdonarle tanta soberbia. Hay otras facetas en la que también suele estar soberbio, por ejemplo en los debates televisivos en general, especialmente en los electorales. Ahí se come a sus antagonistas, siempre con razonamientos y argumentos. Deseando estoy de volver a disfrutar de los revolcones que les suele dar a sus adversarios, aunque esto ya tiene menos mérito porque, aparte de la talla política de cada cual, Pablo tiene sobre ellos otra gran ventaja: es el único que no necesita recurrir a la mentira. Me muero de curiosidad por ver qué argumentos le va a dar esta vez a Sánchez el estratega Iván Redondo para evitarle un nuevo revolcón.

Por cierto, fue el mismo Redondo, el fichaje estrella proveniente del PP, probablemente contando con la presunta “soberbia” o el amor propio de Iglesias, quién diseñó para Sánchez la estrategia de exigirle que tenía que quedarse fuera del gobierno, no estar entre los ministrables y… ya vimos el resultado: le salió el tiro por la culata.


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