Un sistema contra la vida

Viernes, 25 Octubre 2019 16:38

Esta semana tuvimos el privilegio de que nos visitara la brillante antropóloga feminista Yayo Herrero para dar un taller sobre economía feminista organizado por el Col·lectiu de Dones 8 de Març. Cada frase de Yayo es una maravilla, sus reflexiones sobre el papel de los cuidados en las sociedades actuales son profundas y acertadas y su trabajo en este ámbito como activista y después como política es impecable. Hay una frase que le he escuchado decir más de una vez y es que me parece especialmente acertada y para la reflexión y es que «vivimos en un sistema contra la vida». No puede tener más razón. Como seres humanos necesitamos los cuidados desde que nacemos hasta que morimos. Son muchas las etapas de la vida de una persona en las que necesita a los demás, un bebé no se alimenta solo, un enfermo no se cura solo, una persona en edad avanzada tiene limitaciones de movilidad… Sin embargo, esos cuidados que lo sustentan todo no se reconocen ni se valoran. Los cuidados quedan encerrados en casa, como las mujeres, que son las que principalmente los sostienen. Tanto las mujeres que lo hacen a costa de doblar su jornada laboral —una fuera de casa y otra dentro de ella—, como las que tienen que gestionar emergencias de cuidados tan grandes —como podría ser tener a cargo a un familiar altamente dependiente— que directamente tienen que abandonar su carrera profesional para dedicarse en exclusiva a cuidar. Por supuesto, no nos podemos olvidar de las personas que se dedican profesionalmente al cuidado de niños y niñas y de mayores, que habitualmente son mujeres y precarias.

«Los problemas colectivos necesitan soluciones colectivas», también dijo certera Yayo Herrero. Y es que, aunque el sistema de cuidados es tan fundamental y universal, el sistema capitalista y neoliberal se ha empeñado en que sea un problema individual. Quien tiene dinero puede externalizar los cuidados y quien no, no tiene más remedio que asumirlos con más o menos sacrificio. El problema es que los cuidados nunca se paran. Sin cuidados se acaba el mundo y cuando se destruyen las soluciones colectivas quién paga principalmente las consecuencias son las mujeres. Las mujeres son las que salen a trabajar fuera de casa y luego dedican el resto del día a trabajar dentro, a costa de su salud física y mental. O las que tienen que solicitar reducción de jornada para cuidar a sus hijos y padres, aunque eso suponga la precarización de su economía presente y futura, porque a menor cotización, menor pensión.
Ante esta destrucción del sistema del cuidado, la política tiene que mirar hacia su reconstrucción. Hemos disfrutado de un pequeño trozo de Estado del bienestar, pero todavía estamos muy muy lejos de lo que tendrían que ser unas instituciones y políticas al servicio de la gente. El próximo 10 de noviembre tenemos que volver a votar y, por tanto, volver a elegir si queremos profundizar en bienestar o retroceder. La derecha que desprecia a partes iguales lo colectivo y a las mujeres (está profundamente relacionado) tiene claro que su receta son las privatizaciones y los recortes, seguir ensanchando el sistema contra la vida. Por su parte, el PSOE todavía no tiene claro que quiere ser de mayor, por eso en campaña promete cuidados pero luego en el gobierno aplica recortes incompatibles con el bienestar. La última del gobierno en funciones es la propuesta de aplicación la «mochila austríaca» que se ha descubierto en un documento remitido a la Unión Europea. La mochila austríaca es un sistema de ahorro individual en el que es el propio trabajador el que deja de percibir una parte de su sueldo para después dedicarlo a pagarse a sí mismo el coste por despido. Suena completamente descabellado pero así es. Esto implica, entre otras cosas, que hasta un despido improcedente le sale gratis a la empresa o mayor poder para los bancos, que gestionarán estos fondos, así como un avance hacia la implantación de planes de pensiones privados. Casualmente, esta también es una de las medidas estrella de Ciudadanos y uno de los puntos del pacto de gobierno que firmaron en 2016. Pedro Sánchez no se esconde y apuesta claramente por hacer equipo con los que prefieren desmantelar el Estado del bienestar.

Del otro lado, desde Unidas Podemos proponemos precisamente todo lo contrario: un Estado del bienestar más fuerte, un sistema que ponga en el centro la vida. ¿Cómo? Garantizando la educación gratuita de 0 a 3 años para facilitar la conciliación a las familias y creando un Sistema Nacional de Cuidados que sea pionero en la atención a la dependencia. También con la racionalización de los horarios, reducción de la jornada laboral a 34 horas o permisos de paternidad y maternidad más amplios, iguales e intransferibles para favorecer la conciliación y el reparto equitativo de las tareas del hogar. Además, políticas para las personas invisibilizadas como las enfermas mentales, personas rurales, trabajadoras precarias… Y un centro de servicios sociales para cada 20.000 habitantes con todos los recursos y personal especializado para garantizar el bienestar de todos y todas. Solo Unidas Podemos es capaz de formar un gobierno en que los cuidados sean la base de todo. Con estas medidas, SÍ que se protege la vida.


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