Todo mal

Viernes, 11 Octubre 2019 19:26

Cuando se habla de jóvenes parece que todo está mal. Si salimos porque salimos, si no salimos porque no salimos, si protestamos porque protestamos y si no protestamos, porque somos una generación inerte. La cuestión siempre es criticar. Todo mal, todo muy mal. Muchas personas adultas compartían en estos días con mucho entusiasmo un tuit de la periodista de El Mundo, Lucía Méndez, que decía literalmente: «Es curioso. Los jóvenes no salen a la calle a protestar por la precariedad, ni por la desigualdad, ni por los sueldos de miseria, ni por los escandalosos alquileres que les impiden independizarse. Salen para pedir medidas contra el cambio climático». Mentira.

Acampamos por la democracia, marchamos por la dignidad, rodeamos el Congreso, clamamos contra dos reformas laborales, gritamos por la igualdad en dos 8M masivos, cada año hay huelgas de estudiantes multitudinarias en defensa de la educación pública… Y parece no ser suficiente, nunca es suficiente. Por cierto, las personas que nos critican ahora parece que se olvidan de que ellos y ellas sufrieron antes las críticas de generaciones anteriores. Por la ropa, por la música, por la política, por las decisiones vitales… Siempre existirán motivos por los que despreciar a las personas que vienen detrás. Es un mal endémico y estructural y se llama adultismo, que, por cierto, está íntimamente relacionado con el patriarcado, pero eso es algo de lo que seguiremos hablando otro día.

Por otra pare, como si la lucha contra el cambio climático no tuviera absolutamente nada que ver con los derechos laborales y el bienestar social. El cambio climático está provocado por los mismos miserables que nos ofrecen trabajos precarios, que nos niegan el derecho a la ciudad y que fomentan todo tipo de desigualdades. La lucha contra el cambio climático (ya emergencia climática) es, ahora mismo, junto con la lucha feminista, la madre de todas las luchas. Hay que ser muy pero que muy corto de miras para no verlo. ¿Y quién está siendo protagonista de esas movilizaciones ahora mismo? Exacto, los y las jóvenes.

Desprestigiando al colectivo motor, se desprestigia al movimiento. Algo que cabría esperar de la derecha, porque definitivamente la derecha tiene un problema con el cambio climático. Ya decía Rajoy aquello de que su primo le había dicho que todo era falso —pese a las innumerables evidencias científicas que nos alertan de ello desde hace décadas— y su colega Aznar ha dicho recientemente que no debemos ser alarmistas con esto de la emergencia climática. Señor Aznar, ¿cómo no vamos a estar alarmados si nos estamos cargando el único planeta que tenemos para habitar? Pero a señores como estos les da completamente igual; el individualismo por delante de todo. El derecho individual a circular con un 4x4 por el centro por encima del derecho colectivo a respirar un aire sano, el derecho a consumir con desenfreno por encima del derecho colectivo al reparto equitativo de los recursos mundiales o el derecho particular a acumular riqueza frente al bienestar colectivo.

Tras este repaso, me atreveré a decir que hay alguien más necio que las personas de derechas que se dedican a criticar el movimiento contra el cambio climático y son las personas de izquierdas. En estos días he podido leer absolutamente de todo. Algunos exigen absoluta coherencia y pureza ideológica a los manifestantes, como si la vida sin contradicciones fuera posible y ellos mismos tampoco las tuvieran. También hay quien se ha atrevido a decir que este movimiento no impugna el capitalismo global, seguramente porque ni siquiera se han molestado en leer los manifiestos de las convocatorias que claramente apuntan en esa dirección. Por último, uno de mis especímenes favoritos, es el que pone el grito en el cielo porque se hable de Greta Thunberg y no de las ambientalistas sudamericanas y que, casualmente, solo se han acordado de las ambientalistas sudamericanas para agitarlas contra otra persona. ¿Quién que se considere progresistas desprecia un movimiento que lucha por hacer de este mundo un sitio mejor? Por supuesto que los y las jóvenes que hemos participado en la huelga por el clima tenemos contradicciones y muchísimo que aprender. ¿Y qué? ¿La primera, la segunda o la decimotercera vez que vosotros participasteis en una manifestación ya lo sabías todo sobre el tema y teníais todo claro al respecto?

Por supuesto que tenemos que explicar cosas como que en España son sólo 20 empresas las que producen el 80% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero eso no puede servir para limpiarnos la conciencia a nivel individual, la acción contra el cambio climático empieza en cada uno de nosotros. Tenemos que revisar nuestra forma de consumo, reciclar, movilizarnos, presionar a los poderes políticos y económicos… Hay que apoyar sin titubeos iniciativas que nos hacen pensar sobre la situación de emergencia climática y acompañar a quien se empieza a dar cuenta de cuál es la situación. Desde luego, que con desprecio y bilis no conseguiremos nada. La lucha contra el cambio climático no necesita más críticas vacías, necesita compromiso y acción.


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