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José Manuel Pedrós García

La Ley de Memoria Histórica

Viernes, 11 Octubre 2019 19:23

La Ley de Memoria Histórica (52/2007) de 26 de diciembre es una ley del ordenamiento jurídico español, aprobada por el Congreso de los Diputados el 31 de octubre de 2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Incluye el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra civil (1936-1939) y de las víctimas posteriores que hubo durante la dictadura del general Francisco Franco (1939-1975), aunque no contempla la apertura de las fosas comunes donde yacen los restos de los represaliados por el bando nacional durante la contienda, actividad que se realiza a través de entidades privadas como la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica, el Foro por la Memoria o las diferentes Comunidades Autónomas.

Son muchos los que consideran que esta ley no debería haberse aprobado, pues entienden que con ella se puede avivar de nuevo la herida de las dos Españas abierta durante el franquismo, que se cerró después de su muerte, al llevarse a cabo la Transición desde una posición de entendimiento y acuerdos de todos los grupos políticos existentes entonces. Sin embargo, la Transición se llevó a cabo de una forma muy ligera, se dejaron muchos cabos sueltos, no se cerraron todas las heridas, y los partidos de izquierda, fundamentalmente, fueron los que más tuvieron que ceder, primero para que se les reconociera como partidos políticos democráticos y después para que todo se desarrollara en paz.

Otros consideran que la guerra civil española queda muy atrás, que los que participaron en ella ya no existen, o son muy ancianos, y que para qué abrir otra vez esas heridas cerradas. Sin embargo, los hijos y nietos de los represaliados, están en su legítimo derecho de saber dónde están sus familiares asesinados, y darles una sepultura digna y un reconocimiento como el que tuvieron todos los llamados «caídos por la Patria», que tenían su nombre en una lápida de la iglesia de su pueblo, para que todos supieran quienes eran los que habían muerto defendido al «bando sublevado», como era en realidad el llamado «bando nacional». Precisamente, los familiares de estos que murieron defendiendo a los rebeldes, son los que reniegan de que ahora se les pueda reconocer a los otros (los que defendieron al gobierno republicano) su memoria, olvidada por el franquismo y enterrada con sus restos en cualquier cuneta.

Como siempre ocurre, todo aquello que no nos interesa, o todo aquello que no nos incumbe directamente, no le damos ningún valor y por lo tanto, la mayor parte de las veces, lo despreciamos, sin embargo cuando algo nos roza o nos salpica de cerca, sí decimos que nos afecta y queremos que se resuelva a nuestro favor.

En este caso, entiendo que no se trata ni de abrir nuevas heridas, ni de fomentar el odio o la violencia, pero creo que los familiares de todos esos que fueron asesinados durante el franquismo tienen todo el derecho a saber dónde se encuentran los restos de sus familiares.


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