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José Manuel Pedrós García

Motards

Viernes, 27 Septiembre 2019 22:42

«La nueva “tropa de choque” del independentismo catalán tiene ya nombre y apellidos. Y algunos rostros. Se trata de comandos de moteros que patrullan Cataluña y que han servido, en los últimos dos años, para montar servicios de orden y crear grupos para defender la presencia de símbolos partidistas en edificios o espacios públicos, u organizar actos multitudinarios en apoyo del líder fugado, Carles Puigdemont.

En la actualidad, hay dos grandes grupos de estas características en Cataluña: los Escamots Motards (Comandos Moteros) y La Coronela, ambos declaradamente independentistas radicales, que se han convertido en algo así como la cara visible de las milicias civiles en las carreteras de la “república catalana”. En junio, por ejemplo, un grupo de moteros recibió los furgones que transportaban a los presos para escoltarlos desde Soses (el primer pueblo al entrar en Cataluña) hasta la cárcel de Brians. Una escolta honorífica, en perfecta formación, que ya se produjo unos meses atrás, cuando realizaron el camino contrario: los escoltaron hasta los limites de Cataluña y no siguieron más allá por el peligro de provocar altercados, según reconocían ellos mismos en sus comunicaciones internas.

Los Escamots Motards nacieron como entidad organizada para ser tropa de choque el 1 de octubre del año pasado. Desde entonces, han participado en algunas concentraciones o actividades. Pero no fue hasta hace unos meses cuando su rol dentro del independentismo comenzó a ser más importante. De hecho, las principales acciones que han hecho hasta ahora han sido la de “Llenemos Madrid”, el 16 de marzo de 2019; la “escolta y custodia” de los presos cuando fueron enviados a Madrid el 1 de febrero de este año; una concentración en la localidad natal de Carles Puigdemont, Amer, bajo el lema “No surrender”, el pasado 27 de enero; un “encuentro gigante” del 19 de enero; la concentración ante la cárcel de Lledoners para la noche de Fin de Año dando apoyo a los presos; una salida a Perpignan el 10 de noviembre pasado, y una marcha el 11 de septiembre del año pasado para asistir a la manifestación de la Diada».

Esta es, textualmente, la noticia que el periódico El Confidencial dio el pasado día 12 de agosto. Esta noticia ha provocado algunas críticas fervientes en las redes sociales de algunos de los no nacionalistas, y de esa derecha de lengua viperina y de insulto fácil, que ven en estos moteros, poco menos que ángeles de Lucifer, que luchan despiadadamente por el independentismo desde una posición anticonstitucional y casi violenta. Sin embargo, y sin querer entablar ningún paralelismo, ni defender lo indefendible, los de nuestra generación recordamos con claridad a los Guerrilleros de Cristo Rey, pagados por el franquismo en los últimos años de la dictadura, que con sus motos, sus monos de cuero negro y sus cadenas, insultaban, amedrentaban y golpeaban, con total impunidad, a los pobres estudiantes que, pacíficamente acudíamos a alguna manifestación. Aquello sí que era violencia generalizada, y no esto, que es simplemente apoyo a una causa, que para unos será justa y para otros no; pero, claro, lo de los Guerrilleros de Cristo Rey no lo recuerdan, o no lo quieren recordar, todos esos que ahora critican las actuaciones de estos «Motards».


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