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Alejandro Mayordomo Buendía

Cigarritos de la risa

Lunes, 02 Septiembre 2019 17:05

El Económico retorna a estas pantallas después del merecido descanso. Con él, los demás volvemos a retomar una (también) saludable rutina: leer noticias frescas, escribir, observar, comentar, escudriñar, criticar... Algo así como volver a la realidad, no tanto como volver a empezar (que lo dejamos para la película). Una realidad que, en lo político, todo sigue igual. En lo económico, sobre todo la parte oculta del asunto, te tapas los ojos para no leer y no se te amargue el desayuno. En lo social, no queda bien hablar mal del deterioro (te llaman agorero). Si hablamos de la salud o, mejor, del mundo sanitario, es para no probar bocado ni acudir a unas urgencias. Lo del mundo educativo es de comer aparte (nunca de “La Mechá”); menudo verano de propaganda nos ha obsequiado el señor Conseller del ramo. ¿Y no ve algo “positivo” este columnista? Pues a tenor de lo escuchado, visto, leído, comentado, creo que vamos a ganar por goleada los que así lo vemos (salvo que la gente sea una quejica, y una hipócrita).

¿Y que tal nos va, y les va a ir a a los saguntinos-porteños en este comienzo oficioso del año? Pues creo que seguiremos con todo lo pendiente, lo aplazado, lo que nunca llega. Con las mismas trifulcas y el “tú, más”. Vamos a disfrutar de un gobierno municipal de prestigio, con una independencia envidiable para tener personalidad política en el cumplimiento de sus compromisos electorales: los escritos y los “mitineros”. ¿Y la oposición? Mejor que no diga nada, por si viene la UDEF (a la que por cierto, ya no espero; hay consenso: mejor callar).

Repasar lo pendiente y aplazado en el Municipio (y alrededores) ya lo hará mejor que yo el director, otros comentaristas y columnistas, sus humoristas, y partícipes en las redes sociales sociales. Los ecologistas señalarán. Los comerciantes se quejarán. Los empresarios despotricarán de las trabas y todo les parecerá poco. Los sindicatos pedirán más subvención y liberados para el sindicalismo local de “nuevo cuño”. Las feministas, armadas con argumentos y estadísticas, insistirán en que todos sus males vienen de los hombres (en el número de asesinadas, sin duda). Los jubilados señalaran que no llegan a fin de mes, y que en el Inserso y sus viajes no se aclaran, y “racanean”. Y los docentes... los docentes tienen poco que decir (por lo que parece). Los alumnos y alumnas volverán resignados al pupitre que dejaron allí, y las padres respirarán aliviados al encontrarse de nuevo el aparcamiento abierto.

En todo caso. Tranquilicemos a los vecinos: aquí, el panorama de “crecimiento económico” (para los que más tienen) y de “transformación social” (más botellón, más móvil, más “cigarrillos de la risa”, más intoxicados y vacunados de sarampión nacidos ¡antes de los 70!) por acción del capital de toda la vida (¡fuera eufemismos!) “no se verá trastocado, incomodado, cuestionado, por una revolución que cree alarma a las sociedades europeas” (ni a la saguntina-porteña), “ni verá extenderse un conflicto permanente que lo cuestione”, en el que, como señala en profesor Josep Fontana ¡ojo al dato! “los ricos y los influyentes tendrían que refugiarse en sus ciudadelas, asediados por una masa violenta y anárquica de pobres y necesitados, dirigidos por terroristas rabiosos (no se está refiriendo a Podemos ni a denominaciones locales), que pretendan asaltar las ciudadelas (el Castillo inacabado) y derrocar el orden social” (acabar con Dario, Muniesa, Manuel, Guillermo, Crispín, o cualquier otro sanedrín local). Es lo que se aprende leyendo a buenos autores y buenos libros durante el verano. En cualquier caso, mis mejores deseos en el retorno (menos para unos cuántos, que decía Luis Pastor en los setenta).


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