A lo largo de nuestro pueblo, existen una serie de carriles bici, por llamarlos de alguna manera, que realmente no cumplen con la función para la que fueron construidos, entre otras cosas, porque bajo mi criterio, quienes los diseñaron, lo hicieron para cumplir con unos estándares o, en otros casos para cubrir el expediente político. Lo cierto es que contamos con una amalgama de carriles bici inconexos, en medio de las aceras, o sin un inicio o final concreto.

Sin embargo, la desidia política que vive este municipio contrasta con la gran cantidad de usuarios de la bicicleta que convivimos en El Puerto, no solo como medio de transporte, sino también como deporte, ya que la bicicleta en sus variables de MTB y Carretera cuenta con muchísimos aficionados.

Por ello, es necesario que esa red de carriles bici, se reestudie bajo criterios de sostenibilidad y uso. Por ejemplo, meter un carril bici incrustado en la acera, genera más problemas que soluciones, generando conflictos entre peatones y ciclistas. Por otro lado, la circulación por la calzada genera en ocasiones situaciones de riesgo, en giros o rotondas. También hay algunos conductores que directamente lanzan improperios cuando ven a los ciclistas por vías como la avenida de Aragón, indicándoles con malas formas, que circulen por un carril bici que no reúne las condiciones, ni es de uso obligatorio.

Además, la falta de sensibilidad política se ve en cuestiones recientes, como en el vial internúcleos, en el trozo que recientemente se desdobló, a la altura de Carrefour. Allí existía un carril bici de los que se pueden denominar seguros, que directamente ha desaparecido. Es decir, han desdoblado la carretera y, aún contando con espacio suficiente, no han creado un carril bici seguro, en la calzada, pero segregado del tráfico de vehículos. Así podemos ver en ese vial a ciclistas que van por encima de la acera y a otros que van por la calzada.

Contamos con un clima excepcional, con unas calles sin grandes desniveles, por lo que no se debería desdeñar la opción de educar a los ciudadanos para que exista un mayor uso de la bicicleta, de la misma manera que habría que reestudiar la manera de crear itinerarios seguros para el ciclismo urbano. Desde luego evitando problemas como los que están generando en Valencia, ciudad en la que ciertamente se ha incrementado el uso de la bici, pero en la que también se están produciendo numerosos accidentes, probablemente por no hacer las cosas desde una perspectiva política, sin el debido estudio.

Vivimos en una ciudad que es relativamente moderna, pero que ha crecido en algunas zonas sin orden ni concierto, sin tener en cuenta las posibilidades que existen para este tipo de transporte. No obstante, estamos a tiempo de hacer las cosas mejor, pues en las nuevas zonas urbanizadas hay espacio para la creación de carriles bici segregados del tráfico rodado, de la misma manera que habría que estudiar la posibilidad de crear calles de tráfico preferente para ciclistas. Todo esto acompañado de la correspondiente educación vial para los más pequeños, fomentando el uso de este medio de transporte…