SELECTIVIDAD, en entredicho

Lunes, 15 Julio 2019 11:32

Atemos la morcilla por el primer extremo. Me niego a entrar en una comparativa entre centros docentes locales de secundaria que han presentado alumnos y alumnas a la PAU 2019 (conocida también como “selectividad universitaria”). Desde 2010, con un sistema “nuevo”, que implica criba, selección, barrera, hándicap para poder tener acceso a una plaza en la Universidad española, y por ende, valenciana. Con ponderación (discutible y discutida) de la media de expediente y resultado de la prueba específica; ordenando a los aspirantes para el rezo y la incertidumbre de si, la oferta y la demanda, se alinean para que, con su “nota de corte” supera, (“les llega”, “les es suficiente”, “burla”) todos los obstáculos, y entra. En primera instancia y preferencia: pretendo ser médica/o. Y estoy dispuesto, en quinta instancia y resignación a aspirar a ser filósofo/a.

De los seis centros locales que han presentado aspirantes (247 alumnos/as), cinco son de titularidad pública, y uno concertado privado. Digamos que, cuatro actúan en el núcleo “porteño”, y dos en el “romano” (con cariño). Con diferentes, claro, número de presentados, variando en función de su oferta que ofrecen y demanda que reciben. Parece ser que han superado barrera doscientos cuarenta y siete (247), lo que supone el 90,36 % (según mi calculadora, y la precisión en facilitarle los datos). En la Comunidad Valenciana, se presentaron 18.044, y la pasaron 1747,1 nerviosos/as aspirantes, lo que supone el 96,68 %. Ineludible comparación, lo sé. Las conclusiones de los datos, como dice una plasta periodista televisiva “guay”, son suyos. Los datos de cada centro, entre centros locales, publicados en la prensa, sacados de los datos oficiales, se lo dejo a otros, con más información y más función social (y tal vez conocimiento, obligación y responsabilidad) para adentrarse en los mismos. Nada, por cierto, he podido leer en la prensa local/comarcal.

Sin duda, por diversas causas, razones, hechos, e intereses, ha sido una selectividad polémica. El presidente de la Generalitat ha llegado a hablar de “escabechina”. El Conseller, por contra, habla de “normalidad absoluta”, con dos cosillas que se pueden coordinar mejor, teniendo en cuenta “los diferentes currículos autonómicos”. Los alumnos y alumnas, en 180.000 a nivel del Estado, han recogido firmas y las han presentado al Gobierno para que dichas pruebas tengan carácter estatal, iguales para todos. Las redes sociales han echado chispas. Se habla de la “peor nota” en los últimos años. Las matemáticas han alcanzado el grado de patito feo; de diana. Se han atrevido algunos a establecer la diferencia entre la nota de expediente de cada alumno, y lo que ha sido capaz de sacar en las pruebas concretas. En general, en los comentarios, constato que “inflar las notas” en los expedientes del bachillerato es obra mayoritaria de agentes de la pública, frente a otros que señalan a los negocios de la privada el mismo proceder. El profesorado, todo, por medio.

Cerremos atando, la misma morcilla, por el otro extremo. En un contexto manipulado, con intereses muy fuertes, con carreras organizadas, con ranking propagandísticos, con celos y recelos, con competitividad asumida, el que entre los 50 primeros de la lista no se incluya ninguno de los seis centros locales no debe preocupar. Casi todo es mierda, que ahora sale por los colectores de las playas, de depuradoras que no depuran, y así. Para continuar con más incertidumbres. Menos mal que el “Music Port Fest” iguala a los jóvenes. Y que, como apunta Bauman estos días, “en el mundo actual todas las ideas de felicidad acaban en una tienda”.


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