Horas bajas

Viernes, 31 Mayo 2019 16:22

Si algo sabe la izquierda es naturalizar las derrotas, no en vano nos hemos erigido desde siempre como los representantes naturales de los perdedores, de los oprimidos. Parece que su sino sea fracasar para después dedicarse a estudiar y aprender de los errores cometidos e intentar no repetirlos. Pero que no siempre lo conseguimos es una evidencia y por tanto habrá que volver a recitar el mea culpa una vez más ante los propios errores.

Lo hasta aquí dicho puede valer tanto para todas las izquierdas, las de ámbito estatal como para las de ámbito local, aunque esto no incluya a los socialdemócratas porque, al menos para mí, tanto técnica como prácticamente, no pasan de ser derecha moderada.

En este artículo hablo solo de las izquierdas de aquí, las locales, porque aunque los resultados en general se asemejen, los análisis no pueden ser los mismos ya que las causas son muy diferentes ya que este pueblo es muy particular, con unas peculiaridades que lo hacen único, muy diferente a la mayoría de pueblos conocidos. De las peculiaridades a las que me refiero, por razón de espacio, destacaré solo la que para mí sin duda es la principal de ellas: el Puerto es, posiblemente, el único pueblo del mundo que pretende separarse de otro que es la mitad de grande que él. Desde hace décadas la izquierda local intenta funcionar ignorando o despreciando este problema, escondiendo la cabeza como los avestruces y… ya hace años que los leones se la están comiendo.

Estas últimas elecciones los segregacionistas de ambos pueblos han sumado cerca de once mil votos mientras la izquierda apenas supera los cuatro mil. En 2015 EU y ADN, sumados, fueron los más votados aunque no supieron sacar ningún provecho de ello. Consecuentemente este año han sido penalizados con menos de la mitad de dichos votos. Claramente los electores les han dicho que se equivocaron y que no han sabido entender qué se esperaba de ellos.

Estos datos exigen una muy seria reflexión. Reclaman analizar la realidad tan profundamente como sea necesario, investigar, indagar hasta las últimas consecuencias porqué la izquierda local ha pasado de ser pujante a estar cerca de convertirse en marginal. Y ello en un pueblo históricamente de izquierdas como este. La izquierda es hoy más necesaria que nunca, debe ser el arma defensiva de la clase trabajadora y convertirse en ello debe ser la única prioridad. Esto significa que la mayoría de los caminos andados en estas últimas décadas han sido vanos, las líneas políticas establecidas absurdas o equivocadas, significa volver a reflexionar y repensar sin excepciones todas y cada una de las decisiones y las metas establecidas, y sobre todo, bajar de nuevo a la tierra.


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