Tiempo de promesas

Viernes, 24 Mayo 2019 14:15

Ya falta menos para que se decida quienes van a gobernar nuestro pueblo en los próximos cuatro años. Ahora estamos en el tiempo de promesas, pero ya se sabe que hay varios refranes que nos advierten de la poca importancia que debemos dar a las mismas. Por ejemplo, aquel de “prometer hasta meter, y una vez metido se acabó lo prometido”. Es cierto que este refrán lleva connotaciones de índole sexual, pero en nuestro caso podemos jugar a que lo que se mete es el voto en las urnas y que una vez metido pues también se acaba lo prometido, De eso tenemos constancia y experiencia por lo sucedido en otras ocasiones.

También podemos echar mano de otro refrán muy popular. Ese que dice: “Obras son amores, y no buenas razones”. Y de nuevo nos encontramos con que por mucho que nos razonen el motivo por el que es mejor votar a este o aquel partido, lo mejor es que hagamos caso a nuestra conciencia.

Es decir, por lo menos en mi caso: votaré en conciencia, teniendo en cuenta que el resultado de estas elecciones va a influir en muchas cosas que tienen implicaciones sociales y morales muy importantes. Quiero lo mejor para mi pueblo, para el sitio donde vivo y, claro está también va a influir en mi decisión las actuaciones que durante estos cuatro años he observado en quienes han tenido el poder. Debo analizar, sopesar lo que se ha hecho bien, lo que se ha hecho mal o sencillamente lo que se ha dejado de hacer.

Y como católico, me preocupa también, entre otras cosas, que el partido a quien doy mi confianza no tenga prejuicios contra la iglesia, se preocupe de la educación moral de la juventud, la tranquilidad y estabilidad de la convivencia. Hay otro refrán que viene al caso: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Debo poner de mi parte lo necesario para, con mi voto, poder actuar responsablemente, sin que nadie pueda deducir que con ello me aparto de las leyes democráticas. Y todo esto me enseña a que no debo fiarme de las apariencias a la hora de votar. No me deben valer actos o gestos manifestados sólo en campaña electoral, cuando durante todo el año se ha estado practicando lo contrario.

Sé que es difícil encontrar un partido que satisfaga las exigencias morales de mi conciencia, en cuyo caso, la plena responsabilidad me induce a votar aquella alternativa que me parezca menos contraria a la ley natural, más apta para proteger los derechos de la persona y de la familia, más adecuada para favorecer la estabilidad social y la convivencia de mi pueblo y sus costumbres.


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