Barrio Sésamo

Viernes, 17 Mayo 2019 15:43

Soy consciente de que a la gente normal, al pueblo llano y trabajador le aburren las elecciones y la política al uso. Y lo soy porque yo mismo participo de esa misma sensación de hastío general y esa especie de aversión a votar. El rechazo absoluto a la política estaría para mí claro si no fuese por una convicción que tengo por absolutamente cierta: cambiar algo en este mundo es muy difícil pero si no intervenimos entonces la cosa pasa de difícil a imposible.

Viene esto a colación porque acabo de ver encuestas de participación en las elecciones europeas y los números son realmente bajos, en muchos casos inferiores al 50%. Motivos hay: la Europa de los mercaderes decepciona hasta a los más animosos europeístas. Hay encuestas que nos dicen que a los españoles durante un tiempo Europa nos ilusionó y creímos que ser europeos era una cosa importante, estimulante, que nos ayudaría a alcanzar por fin la modernidad y quitarnos de encima el complejo de país cortijo. No ha sido así, entre otras cosas Maastricht se cargó esa posible Europa.

Las encuestas que se están publicando confirman la baja participación y el casi nulo interés que las elecciones europeas despiertan entre la población. Los políticos contribuyen negativamente hablando apenas de ello y enfrascándose en sus peleas barriobajeras que no ayudan nada a discernir acerca de lo que Europa es y nos ofrece, pero sobre todo para entender lo importante que es para nosotros.

Creo que reflexionamos poco o nada sobre el hecho de que las grandes decisiones sobre la organización de nuestras vidas se vienen tomando desde las instituciones europeas desde hace ya muchas décadas, y, yo me pregunto: si sabemos que las líneas principales de nuestras políticas económicas, culturales y sociales dependen de la UE y las resoluciones de sus diversos organismos ¿cómo es posible que nos interese tan poco lo que allí se cuece para que ni siquiera le prestemos atención una vez cada cuatro años? ¿tan ocupados estamos?

A aquellos que no aprecian las escasas posibilidades que tenemos de influir en las cosas intentaré convencerlos con una sencilla explicación tipo Barrio Sésamo: Las cosas se cambian DESDE ARRIBA, pero para que me gusten los cambios tengo que influir DESDE ABAJO. Si los de ARRIBA no funcionan como creemos que deberían, se pueden castigar y cambiar DESDE ABAJO. Las cosas en el fondo son así de simples y no deberíamos olvidar nunca que la última responsabilidad sobre lo que nos pasa no la tienen los de ARRIBA sino que siempre se debe achacar principalmente al pasotismo e irresponsabilidad de los de ABAJO.

Por favor: aplícate el cuento, el pasotismo es muy perjudicial para todos.


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