Miedos

Viernes, 05 Abril 2019 16:17

Me preocupa mucho el futuro de este país. Ya sé que mis miedos se basan principalmente en mi propia percepción que, por lo visto, poca gente comparte. Es natural, cada cual ve las cosas según las gafas que utiliza.

No me produce especial desasosiego que la ultraderecha haya salido de las cloacas y se esté dejando ver. Esa gente ha existido siempre y siempre ha estado presente en mis reflexiones, por tanto su emergencia no añade nada nuevo a mi personal percepción de la realidad; es más, afortunadamente su presencia fracciona el voto de las derechas, lo cual sería estupendo si no fuese porque la izquierda, superándose negativamente a sí misma, se ha dividido aún más de lo que ya estaba, con lo cual los progresistas en general salimos ya desde la caseta con muchas opciones de perder el partido.

Naturalmente la ultraderecha no me gusta nada. Tanto ética como estéticamente son impresentables, pero a la vez me consta que producen generalmente en la mayoría de la población mucho miedo y rechazo, por tanto creo que jamás podrían ganar unas elecciones en este país. La que me preocupa es la otra derecha, la que encarnan otros partidos aparentemente más moderados pero que son los auténticos valedores del poder real, el poder que está detrás de todas y cada una de las cosas: el financiero.

Esa otra derecha, más vendible y adaptada a los nuevos tiempos, es mucho más peligrosa que los “novios de la muerte”, no solo porque saben seducir y engañar mucho mejor al votante, sino porque sus metas, sus objetivos, son mucho más retorcidos, hipócritas y perversos, a la vez que más perniciosos y ruines para el pueblo trabajador que los de la ultraderecha de feria. Estoy hablando de los neoliberales, de la derechona hipócrita, aquellos que cuando lo consideran necesario se pueden hasta disfrazar de socialdemócratas, los que dicen que el Estado sobra o que tiene que haber menos Estado, los que privatizan el agua, la sanidad y la educación, los que bajan los impuestos a los ricos y utilizan los nuestros para procurarles enorme “pelotazos” a sus compadres banqueros y a esas grandes y siniestras corporaciones que todos conocemos y padecemos.

Un facha para mí es esencialmente un pobre hombre, un ignorante, alguien que pone sus instintos primarios al servicio de una causa presuntamente patriótica, son como los toros lidia, resultan peligrosos porque entran fuerte a la capa, pero los toreros no suelen tener grandes problemas con ellos. Los neoliberales son otra cosa, estos, a mis ojos, son más parecidos a las hienas: conocen y utilizan multitud de recursos y estrategias y cazan siempre en manada. Además son muy persistentes y jamás aceptan el fracaso. Estos sí me dan miedo de verdad.


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